El vergel de Alejo / Pedro Piñate

“Siendo testigo desde hace tres décadas de la obra de Alejo, recuerdo al conocerlo me dio clase de eso que a tantos hace tanta falta: humildad, que él siempre muestra sin que el éxito le suba a la cabeza”

Convirtiendo cárcavas, monte y tierrero del árido Quíbor en productivo vergel y megafábrica integrada de comida, el éxito agroempresarial de Alejo Hernández “El Tornillo”, destaca como ejemplo e inspiración a seguir y conocer en Venezuela y en el mundo. Tras seis décadas de duro trabajo, superando las dificultades comunes de la agricultura y economía nacional, destaco su éxito solo ha sido posible con coraje, persistencia, trabajo en equipo, manejo empresarial, solidaridad y mucha inteligencia. Ello me recuerda al inmortal Dumas “Por el valor, entendedlo bien, sólo por el valor se labra hoy día un gentilhombre su camino”. Y es que solo con valor y duro trabajo, es que alcanzó el éxito para si, su familia y el país, arribando en barco siendo joven de 15 años este inmigrante canario y con su madre, desde La Palma, en diciembre 1960.

Así hoy día Alejo y su Organización El Tunal, demuestran que Venezuela es tierra de oportunidades, aunque no esté exenta de dificultades. Con esfuerzo y dedicación titánicas, hoy día produce y abastece al país de comida por gandolas de leche, huevos, cerdos, carne, cebolla, además de otros negocios corporativos relacionados. La escala y la integración vertical de sus operaciones productivas definen su mentalidad empresarial basada en su habilidad de pensar simple y en grande, haciendo siempre el bien con responsabilidad social. Como empresario Alejo sorprende por su empatía y solidaridad con la gente con quién trabaja, liderándolos en la búsqueda permanente de la eficiencia en el trabajo y del bienestar compartido.

Siendo testigo desde hace tres décadas de la obra de Alejo, recuerdo al conocerlo me dio clase de eso que a tantos hace tanta falta: humildad, que él siempre muestra sin que el éxito le suba a la cabeza. En ese entonces era este escribidor, un “ocupadísimo” veterinario a quién requiriera para consulta de unas 20 vaquitas que tenía, sin contestar varias veces sus mensajes de llamado. Así en un día de campo me consiguió e increpó: ¿Es Ud. el doctor Piñate? Mucho gusto. Yo soy Alejo Hernández “El Tornillo” ¿Cuándo por fin se va a dignar atenderme? Apenado le dije atendería su llamado en El Tunal, donde el día acordado, al llegar sin perder tiempo mostrándome las 20 vaquitas, me dijo: “Estas vaquitas importé de prueba pero la consulta que de Ud. de inmediato requiero contratarle, es diseñar una primera vaquera de 1.000 vacas lecheras para producir una gandola diaria de leche!” De allí en tiempo récord en menos de seis meses ya estaba ordeñando.

En 2013, la Fundación El Tunal, publicó el excelente libro El Tunal. Vida y obra de Alejo Hernández “El Tornillo”. Diez años después son muchas las páginas nuevas que tendrían que agregarse sobre el amigo Alejo bregando todos los días su productivo vergel. Ciertamente gracias a él y su equipo de gente, El Tunal que “era puras cárcavas, monte y tierrero”, hoy día es asiento de la más grande, productiva e importante corporación agroempresarial diversificada orgullo de Venezuela. Una como pocas en el mundo.

Pedro Piñate

Lea También: Don Saúl y un sueño cumplido llamado Pancho / Jorge Euclides Ramírez