Veterinarios de la División de Sanidad Animal del MGAP monitorean y visitan predios productores para detectar el agente infeccioso, de crecimiento masivo durante al otoño austral, de abril a junio, especialmente luego de veranos secos.
La referida enfermedad “es de alta morbi-mortalidad y afecta principalmente bovinos y ovinos, pero también puede ocurrir en cerdos domésticos, jabalíes y equinos”, detalló el texto de la cartera ejecutiva.
Describió entre las principales afecciones que sufren los animales la pérdida peso y el exceso de salivación debido a ulceraciones extensas, así como el desprendimiento del epitelio de la lengua.
También, sufren claudicaciones por desprendimiento de las pezuñas o cascos, caída de los pelos, especialmente de la cola, y hasta desprendimiento y caída de los cuernos en animales astados.
Según el MGAP, la letalidad de la bocopa alcanza al 38 por ciento en bovinos y 49 en ovinos, y se trata de una enfermedad emergente en Uruguay dado que el número de brotes aumenta cada año en paralelo con el crecimiento de la forestación y los “sistemas silvopastoriles”.
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