Economía
Nobel de Economía 2025 expone el lado conflictivo del progreso tecnológico
El economista y doctor en Estadística Rodolfo Méndez destacó que el Premio Nobel de Economía 2025, otorgado a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt, pone de relieve las tensiones que acompañan al desarrollo tecnológico y el desafío que representa para las democracias modernas.
En conversación con Fedecámaras Radio, Méndez explicó que los aportes de los galardonados permiten entender dos dimensiones complementarias del progreso económico: el origen del crecimiento tecnológico sostenido y la naturaleza del proceso de innovación que lo impulsa.
«Mokyr estudia las fuentes históricas del crecimiento tecnológico, que han sostenido el aumento de la prosperidad desde la Revolución Industrial, especialmente en Europa y Estados Unidos», señaló el experto. «En cambio, Aghion y Howitt se concentran en la dinámica interna de ese proceso: cómo el conocimiento científico se traduce en innovación y cómo esta transforma la economía, a menudo de manera traumática».
De acuerdo con Méndez, los investigadores retomaron y formalizaron la intuición de Joseph Schumpeter sobre la «destrucción creativa», mostrando que la innovación no solo incrementa la productividad, sino que también sustituye tecnologías, empresas y ocupaciones, lo que genera tensiones sociales.
«La innovación implica reemplazo: unas tecnologías desplazan a otras, y con ellas desaparecen empresas y tipos de trabajadores. Eso hace del cambio tecnológico una fuente de conflicto social constante», advirtió.
El economista considera que este proceso se ha vuelto más complejo en el siglo XXI, debido a que las sociedades son más conscientes de sus derechos y los sistemas políticos más abiertos a la competencia. «Hoy la población está más empoderada, reclama, se moviliza. Los populismos aprovechan esas tensiones, y el proceso de innovación se vuelve mucho más conflictivo», afirmó.
Para Méndez, el reto de las democracias contemporáneas será encontrar mecanismos que permitan gestionar esa «destrucción creativa» sin que derive en fracturas sociales. «El progreso tecnológico, que ha sido el motor del crecimiento moderno, también encierra la semilla del conflicto. Comprenderlo y administrarlo es clave para el futuro del mundo libre», concluyó.
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