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Desarrollo de hembras de reemplazo: claves para la longevidad y rentabilidad
“Una cerda de reemplazo es hembra de reemplazo desde el primer día de vida… o tal vez antes”.

“Una cerda de reemplazo es hembra de reemplazo desde el primer día de vida… o tal vez antes”.
En un contexto global, se espera que el crecimiento de la producción porcina continúe con un incremento estimado de 17% para el año 2031 con respecto al 2021, por tanto, es indispensable pensar en nuevos parámetros de eficiencia productiva para la producción porcina. Las empresas deberán mejorar su producción para poder cumplir con esas nuevas metas de producción y un factor importante para lograr esos niveles es el reproductivo, que repercutirá en un menor costo de producción debido a la eficiencia de las cerdas reproductoras. Esta eficiencia se está evaluando utilizando variables de producción como los destetados hembra por año, la tasa de parición, el intervalo destete celo, los días abiertos, la mortalidad predestete y el número de lechones nacidos, pero ya sería necesario evaluarla por días en el hato, lechones nacidos y destetados de por vida y los nacidos totales de por vida anualizado, variables mucho más relacionadas con la longevidad de las reproductoras.
Hoy en día una problemática de las granjas a nivel mundial es que la tasa de desecho de las hembras es muy superior a la de hace 20 años, y ese no es el problema en sí, sino que en muchas granjas hay un porcentaje elevado del número de primerizas que nunca llegan al parto, aunado a que muchas cerdas no llegan a tercer parto que, se supone es la duración mínima para amortizarse, así como la incidencia de hembras que tienen una sola camada, todo esto implica un incremento en la introducción de cerdas primerizas al sistema para mantener los inventarios, lo que a su vez trae consigo aspectos como menor fertilidad y prolificidad, mayor mortalidad predestete y un menor estado inmunitario de la granja. Una estructura de piara con mayor edad ofrece una estabilización del estado de salud, mayor producción de calostro y leche y por ende más sobrevivencia de lactantes y cerdos de mejor calidad enviados al destete.
Longevidad de las reproductoras
El exceso de remociones y por tanto, la reducción de la longevidad de las reproductoras se origina por situaciones que causan el desecho temprano de las cerdas por diversas causas, a veces justificadas, pero en muchos casos obedecen a “pocas ganas” de trabajar con las hembras. Esto origina el desecho de cerdas por “causa reproductiva”, en cerdas que están ciclando; en otros por “baja productividad” cuando comparan a una primeriza con cerdas de 4 o 5 partos; o por “problemas locomotores” cuando un simple tratamiento o medida preventiva podría solucionarlo, entre otras situaciones.
Es importante para los productores maximizar el potencial reproductivo de las cerdas durante toda su vida para disminuir los costos de producción y la ineficiencia económica. El comportamiento productivo de por vida lleva implícita la longevidad de las cerdas, la cual puede ser medida por el número de partos o el número de días en el hato reproductor al desecho, también por los lechones nacidos o destetados de por vida y por los días no productivos de por vida.
Especialmente en el caso de remociones de tempranas de hembras por un bajo comportamiento productivo, este está relacionado a un inadecuado manejo o desarrollo de la hembra de reemplazo desde su nacimiento hasta su entrada al hato reproductor.5 Un buen programa de manejo deberá tomar en cuenta diferentes componentes, incluyendo características al nacimiento que determinarán la eficiencia productiva futura de las hembras de reemplazo, una selección adecuada, un programa de manejo eficiente que incluya el cuidado del peso, la madurez fisiológica y el estado metabólico al momento del servicio. La implementación del programa de manejo debe reconocer la importancia de la relación entre un desarrollo adecuado de las hembras con una productividad de la hembra de por vida.
A continuación, se abordan algunos factores a considerar en el desarrollo de las hembras de reemplazo, con el fin de lograr una mayor longevidad y producción de por vida.
Factores que inciden en la productividad de por vida al desarrollar a una futura reproductora
Peso al nacer y origen de la camada
Como consecuencia de la selección genética para tamaño de la camada, la industria se ha visto afectada con un incremento en la variación de peso. El menor peso al nacer en las hembras de reemplazo es un factor que afecta la producción de por vida de las cerdas y el porcentaje de reemplazo de las mismas; hembras que nacen con 1.2 kg o menos, si bien no manifiestan problemas para la presentación de la pubertad, tienen menos lechones a primer parto y 4.5 lechones menos en los primeros tres partos; de ahí que lechonas con bajo peso al nacer no deban ser seleccionadas pensando en el comportamiento reproductivo a largo plazo.3 Además se ha comprobado que cerdas con bajo peso al nacer que llegan a reproducirse es una característica fenotípicamente repetible y tienen a su vez camadas con bajo peso,6 esto se asocia a características de retraso intrauterino, sobrevivencia en lactancia, crecimiento y en los machos a desarrollo testicular.
En camadas numerosas de “abuelas” es común encontrar varias cerditas que si bien no son de bajo peso, necesitan apoyo para retenerlas y evitar la muerte por inanición, hipoglucemia o aplastamiento sobre todo los tres primeros días de vida. Una técnica para lograr su desarrollo es reducir el tamaño de la camada, separando los machos a otras cerdas dejando a las futuras reproductoras en camadas de 8 o menos individuos, esto permite mayor crecimiento de estas, mejor desarrollo de los órganos reproductivos e incrementa la longevidad y el comportamiento productivo a futuro.
Relación de sexos
Hembras nacidas en camadas con una mayor proporción de machos (65%) están expuestas a niveles mayores de andrógenos de sus hermanos dentro del útero, lo que se asocia con una “masculinización”; hembras nacidas en estas condiciones tienen un retraso en la pubertad, menos IA exitosas, menos nacidos totales y por tanto, una menor producción de por vida. Un indicador de masculinización es la distancia anogenital, hembras con mayor distancia anogenital >11.55 mm a la selección (170 días) tienden a tener mejores características reproductivas.
Consumo de calostro y leche
Un consumo adecuado de calostro juega un rol vital en la salud intestinal, el crecimiento, la sobrevivencia que incide sobre el comportamiento reproductivo de las futuras reproductoras; la ingesta de calostro tiene una relación positiva sobre el desarrollo del útero por lo que es importante considerar estrategias de consumo de calostro en futuros reemplazos. Se sabe que la donación de cerditas recién nacidas hijas de cerdas jóvenes a cerdas de quinto o más partos genera después del primer día de vida, que genera un mayor peso al destete y una cascada de eventos positivos durante la vida productiva de la futura reproductora.
Edad del destete
Se conoce que el destete temprano (21 días) afecta la permeabilidad intestinal y la respuesta inmunológica y estos efectos permanecen por meses. Por otra parte, desde un punto de vista neurológico, las hembras responden menos eficientemente a una condición adversa como es el destete temprano. Se conoce que el incremento en la edad del destete en tres días mejora el porcentaje de retención como reproductoras al segundo parto. Es necesario un análisis económico para ver si es factible en granjas que producen sus reemplazos incrementar la edad del destete; este tipo de granjas deberían destetar a sus hembras a los 24 días de lactancia.
Manejo temprano
En muchas granjas que producen futuras reproductoras se llevan a cabo con ellas prácticas de manejo convencionales para cerdos de abasto; prácticas como el descole, el muesqueado, el corte de colmillos y el destete y agrupación súbita, sin procesos de socialización previos tienen consecuencias dramáticas en la salud y el estado de las hembritas de reemplazo, en su bienestar, en su estado inmune, en el consumo de alimento y por tanto, en el crecimiento futuro y al final representa un efecto económico.7 Es interesante preguntarse ¿son necesarias esas prácticas en una hembra de reemplazo en un momento de desarrollo reproductivo temprano? Aspectos como una sociabilización temprana y un ambiente posdestete enriquecido deberían ser evaluados en la crianza de reemplazos.
Desarrollo de las hembras
Una meta para el desarrollo de las futuras reproductoras debe ser que lleguen a la pubertad a los 115 kg y el servicio a los 140 kg. Cuando las hembras se alimentan a libre acceso puede ser probable que excedan el peso recomendado, esto se asocia a problemas locomotores como osteocondrosis y al pronto desecho en su vida productiva. Una recomendación puede ser limitar el crecimiento de las hembras de reemplazo, pero esto es un “arte difícil de desarrollar”. Por ejemplo una reducción en la relación lisina/energía puede reducir el peso de las hembras y reducir la presentación de problemas locomotores, pero puede ser un factor de detrimento en el desarrollo mamario y en la presentación de la pubertad. Por ejemplo, una reducción del 20% del consumo (en comparación con un sistema ad libitum,) afecta el desarrollo mamario a la pubertad. Otra herramienta a tomar en cuenta para aumentar la longevidad de las hembras es el empleo de fibra durante su desarrollo, lo que trae beneficios en el desarrollo gastrointestinal y disminuye la incidencia de úlceras gastroesofágicas. Desde un punto de vista nutricional, las dietas de las hembras de reemplazo deben ser formuladas de manera diferente que las dietas de los animales de engorda.
Tamaño del grupo y espacio vital
Se reporta que alojar a las hembras en grupos de 15 animales con espacio vital de 1.2 m2 no afecta el desarrollo de estas; pero el reducir el espacio o aumentar el número de animales en el mismo corral tiene como efecto un retraso en la pubertad y las hembras con más edad a la pubertad tienen mayor riesgo de sobre peso lo que se asocia a mayores probabilidades de desecho. Es importante en la crianza y desarrollo de reemplazos observar el espacio individual y el número de animales, pues esto tiene impacto en el acceso a comederos y bebederos.
Ambiente
El estrés térmico es nocivo tanto para la madre de los futuros reemplazos como para estos durante su desarrollo. Un aumento de temperatura en la gestación incrementa la resistencia a la insulina que a su vez origina una serie de efectos adversos como menor consumo en lactancia, menor peso al nacer y mayor mortalidad en lactancia. Obviamente, no se puede obviar los efectos de la temperatura en la sobrevivencia embrionaria. Si bien no se tiene en claro un efecto del foto periodo en la crianza de las hembras de reemplazo, condiciones de oscuridad y mala ventilación son detrimentales para la calidad del trabajo de los operadores que cuidan a las hembras de reemplazo. Por último, como una condición ambiental, el operador encargado del cuidado de las futuras reemplazos, debería hacer cada interacción con ellas una experiencia positiva.
Detección de celo y exposición al verraco
La falla en la detección del primer celo añade de 25 días no productivos al sistema y aumenta los días al primer servicio y el peso de las cerdas en este. Por otro, lado aumenta la cantidad de hembras desechadas por “supuesto anestro”, donde se encuentra que el 75% de hembras desechadas por esa causa tenían estados ováricos que dicaban ciclo estral activo.
Una edad a la pubertad temprana se asocia a una mayor productividad de por vida, de ahí la importancia de estimular la pubertad entre los 150 a los 170 días (como máximo). Para eso es necesario tener sementales celadores de un mínimo de 10 u 11 meses “blancos”, un peso proporcional para que tengan un impacto sobre los reemplazos, y en un buen número para evitar que estos se cansen y baje la eficiencia de detección. Una estrategia importante sería el emplear un área de exposición al macho (AEM) para ejercer efectos táctiles, visuales, auditivos y olfatorios por 15 m diarios.5 Una buena exposición a los verracos permitirá que la unidad de primerizas cruce a la mayoría de las hembras al segundo celo y dejar a las que no cumplen la meta de peso para un tercer celo.
Esperar que las hembras alcancen la pubertad en menos de 35 días después del contacto con el semental, puede ser seguido como un patrón inicial de trabajo; las hembras que pasan de 40 días deben considerarse como de “oportunidad de trabajo”, pues tampoco es un dato que implique su desecho inmediato, lo cual sería ilógico después de lo invertido en ellas.
Primer servicio
Una edad a primer servicio en el rango adecuado disminuye los días no productivos e incrementa la productividad de por vida medida como destetados/hembra/año; las hembras apareadas entre 220 a 235 días tienen menor riesgo de desecho, una mayor producción de por vida y más partos de vida productiva que las que se aparean arriba de los 270 días. En relación al celo donde aparear a las hembras de reemplazo por primera vez, el segundo celo es la recomendación ideal, pues incrementa el tamaño de camada en 1.2 lechones (con respecto al primer celo); aparear a las cerdas en el tercer celo no trae ventajas en tamaño de camada o tasa de parición y no se justifica agregar 21 días no productivo. Salvo por lograr peso al servicio aceptable en casos individuales.
Conformación, producción y longevidad
Desde la aplicación de los valores genéticos estimados (VGE/EBV en inglés) las abuelas son seleccionadas tomando como base en el mérito genético de estos últimos, y una cerda puede ser seleccionada sin una “buena conformación”. Se conoce desde hace tiempo que la conformación de los reemplazos tiene efecto en su longevidad y que esta última puede incrementar indirectamente al hacer énfasis en la conformación de las hembras durante su selección. La longevidad se relaciona tanto al número de partos al momento de desecho y a la eliminación temprana de la cerda; una mayor longevidad se asocia a un mayor número de nacidos totales y al peso a 21 en las dos primeras camadas. Y existe una leve correlación negativa entre las variables anteriores con características morfológicas, especialmente con la conformación de los miembros delanteros especialmente rodillas torcidas y cuartillas dobladas y en los miembros posteriores con patas arqueadas y corvejones torcidos o empinados.
Por último, a manera de resumen, en la tabla 1 se presentan una serie de acciones a tomar en cuenta para un desarrollo óptimo de las futuras hembras de reemplazo. Es obvio que no en todas las granjas se podrán realizar, pero mientras más de dichas acciones se lleven a cabo habrá una mayor longevidad de las reproductoras con los beneficios económicos antes mencionados.
Conclusiones
Las hembras de reemplazo representan un 20% de las hembras activas en la granja lo que resalta la importancia de estas y de su supervivencia como reproductoras. La selección y el desarrollo adecuado de las primerizas de una manera especializada en las unidades de producción de reemplazos, es un componente básico del manejo de una empresa porcina para lograr la fertilidad y la longevidad del hato reproductor. Esto trae consigo una estructura de hato reproductor estable que promueve la inmunidad pasiva con una mayor viabilidad y un mejor desarrollo de los lechones que se producen en un sistema comercial de cerdo para abasto.
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