UNT: Producción agroindustrial cayó el primer semestre a 30% de su capacidad instalada
- Agricultura
- 30/08/2023
- 397
CARACAS-Venezuela.- Fernando Camino, quien coordina la unidad de Productores de Un Nuevo Tiempo, entregó el informe del primer semestre del 2023 contentivo de la realidad agroindustrial venezolana.
Informe
Entre los meses de enero a julio de este año la escasez de combustibles gasoil y gasolina y el casi inexistente financiamiento agrícola, han sido los dos factores que afectaron el normal desarrollo de la cosecha de cereales y de leguminosas del ciclo norte verano, así como de la zafra de caña de azúcar 2022-2023 y también las labores de cultivo de cereales del ciclo invierno.
El primer semestre del año es el de mayor demanda tanto de financiamiento como de combustibles, se estima cerca del 70% de los requerimientos anuales de ambos factores de producción. A pesar de la falta de financiamiento y de combustibles, la siembra de cereales cubrió la expectativa del sector empresarial, no así la asistencia requerida para los campesinos y para los productores de la agricultura familiar, que continúan sin apoyo financiero sin suministro de insumos y sin acompañamiento tecnológico.
Tanto para la horticultura como para los cultivos permanentes como el café, palma aceitera y frutales, la escasez de combustibles y la falta de financiamiento, influyeron en el aumento de los costos de producción y afectaron la recolección, el acondicionamiento y el transporte de los insumos y de las cosechas.
Para garantizar la permanencia de la población rural en 17 entidades del país que aún representan el 4.5% del PIB nacional, es necesario que el gobierno para superar la “sequía” de financiamiento, libere del encaje legal del BCV los recursos que se inviertan en el desarrollo del sector agroalimentario, ya que nuestro país ocupa el último lugar en financiamiento al sector privado de todos los países latinoamericanos. Y en el caso de la escasez de combustibles, para optimizar el abastecimiento, se debe permitir al sector privado su importación.
Para la producción pecuaria este año ha sido la continuación de los problemas de años anteriores. Además de la inseguridad jurídica y personal, la descapitalización debido a la falta de financiamiento, se suma la escasez de combustibles y el deficiente servicio de electricidad. La producción ganadera se mantiene estancada en esta temporada del año donde históricamente se produce mayor oferta de productos cárnicos y lácteos.
La demanda de carne de res se ha contraído debido a la caída del ingreso familiar, el consumo continúa muy bajo: 12 kilogramos por persona por año, en 2013 el consumo fue de 105 kilogramos por persona al año.
En el resto del sector de la producción de proteína de origen animal, carne de pollo y cerdo, huevos y productos lácteos, la situación es tan problemática como la del sector ganadero. El consumo nacional de proteína animal, es muy inferior al consumo de la mayoría de los países del mundo y está enmarcado en un rango de entre 20 gramos por día a 50 gramos diarios de acuerdo al nivel socioeconómico, mientras que en la mayoría de los países se consumen entre 90 gramos por día a 110 gramos diarios.
El desarrollo de la pesca está confrontando un grave problema debido a la contaminación del ecosistema marítimo, por los derrames de petróleo en amplias zonas costeras de Zulia, Falcón Nueva Esparta y Anzoátegui, por ejemplo, en el Golfete de Coro se han producido en los últimos tres años 36 derrames de crudo.
La actividad de la captura de la sardina, está siendo afectada por los desequilibrios en la temperatura del agua generados por los efectos del cambio climático, estos desequilibrios causan despoblamiento de la especie en algunas zonas pesqueras y sobrepoblación en otras, esta irregularidad ha ocasionado una disminución del 60% de la captura de sardinas entre 2004 y el primer semestre de este año. La escasez de combustibles está impidiendo y mantiene semiparalizada la diaria faena de la pesca, tanto la artesanal como la industrial.
El desarrollo de la acuicultura mantiene su ritmo de producción creciente, debido a que el producto se destina en un 90% al mercado de exportación, quedando en evidencia que la falta de poder adquisitivo de nuestra población es determinante en el crecimiento de la producción interna de alimentos.
La producción agroindustrial en el primer semestre de este año disminuyó su producción a un 30% de su capacidad instalada, luego de tener un leve repunte en dos semestres consecutivos en los años 2021 y 2022. En el primer semestre de este año la industria bajó su producción en 7.6%.
Las causas principales de la disminución de la producción industrial han sido: Caída de la demanda interna debido a la pérdida del poder adquisitivo de la población, falta de financiamiento, voracidad fiscal, competencia desleal con el producto importado libre de aranceles e impuestos, el contrabando y las prácticas ilícitas de comercialización. El contrabando y las prácticas comerciales de origen ilícitos representan más del 40% del consumo y en algunos productos manufacturados ocupa más del 80% del mercado.
Los sectores más afectados de la agroindustria han sido las actividades de la producción de lácteos y del azúcar.
La producción interna de leche es de 4.5 millones de litros diarios, la industria láctea procesa solo un 12% de esta oferta primaria, el resto se destina a la elaboración de queso artesanal, en su mayor parte hecho en la misma unidad de producción. La capacidad ociosa de un 88% de la instalación industrial se debe a la disminución del consumo del lácteo nacional procesado debido al bajo poder adquisitivo de la población, ya que la poca demanda se orienta hacia el consumo de productos de origen ilícito y a los productos importados libres de impuestos, ambos rubros se ofertan a menor precio en el mercado.
El sector azucarero nacional está en capacidad de suplir toda la incipiente demanda interna, pero el contrabando y la importación libre de impuestos, por su bajo precio, mantienen acaparado gran parte del mercado. Esta situación es más grave para los fabricantes de bebidas refrescantes, principales consumidores de azúcar nacional, donde el contrabando mantiene la misma oferta que la de cualquiera de las plantas nacionales.
Como en años anteriores, este año la comercialización interna de alimentos ha sido un factor de perturbación en las relaciones entre el sector agrícola, el sector oficial, la agroindustria y el comercio.
La producción y comercialización de hortalizas y frutas, están siendo afectadas por los bajos precios, que apenas cubren los costos de producción, los bajos precios no tienen relación lógica con los altos precios de venta al consumidor. Además el retardo de más de dos meses en el pago de la cosecha es inexplicable, ya que la venta de los alimentos al consumidor es totalmente al contado.
Las importaciones de materia prima sin la debida concertación con el sector primario, también están ocasionando serios problemas en las relaciones entre los sectores de la producción de alimentos. En este caso los sectores más afectados son el de la producción de cereales y el de la palma aceitera.
Las importaciones de alimentos manufacturados y de materia prima con trato preferencial son “pan para hoy y hambre para mañana”. Ya que mientras más dependamos de las importaciones, mayor es el riesgo de no poder garantizar la seguridad alimentaria a nuestra población. Depender de las importaciones en un país con escasez de divisas y sin apoyo a la producción interna, es arriesgar nuestra seguridad alimentaria ante el peligro de la escasez y de los aumentos de los precios internacionales. El mejor ejemplo, es la actual incertidumbre en los mercados internacionales de los commoditiesde azúcar y de arroz, que mantienen una inestabilidad en oferta y precios, debido en gran medida a las perturbaciones climáticas.
Las perturbaciones climáticas mundiales han ocasionado en este semestre el aumento a nivel mundial del 20% del precio del arroz, debido a que la India principal productor y exportador de este cereal cerró su exportación, para garantizar su consumo interno. También la disminución de la producción de azúcar en dos de los mayores exportadores mundiales, la India y Tailandia, presionará sobre los precios de mercado. Se aprecia también un alza de precios en la oferta de cacao y aceite crudo de soya, importantes rubros de exportación.
A partir de marzo de este año las lluvias de esta temporada, han caído de forma inusual impidiendo el normal desarrollo de la siembra de cereales. Esta situación se ha visto agravada por la falta de tecnologías aplicadas al cálculo y a la simulación de eventos meteorológicos. Además que persiste el abandono de la infraestructura vial y de drenajes por parte del gobierno.
Es de suma urgencia planificar las acciones necesarias para mitigar los efectos meteorológicos indeseables, producidos por el cambio climático sobre el ecosistema marítimo y terrestre. Los desequilibrios en la temperatura del agua están afectando los recursos acuáticos vivos y la sequía y el exceso de lluvias, está incidiendo de forma negativa sobre la productividad de los cultivos.
Urge entonces seleccionar especies resistentes a los cambios de temperatura del medio acuático y seleccionar híbridos y variedades resilientes, que impidan la caída de la productividad de los cultivos más sensibles como los cereales, oleaginosas, caña de azúcar y café. La actual situación también nos exige planificar un desarrollo sostenible, zonificado por regiones geográficas y la toma de medidas de prevención y programas de protección de las cuencas hidrográficas.
Las causas de la emergencia humanitaria compleja, que está afectando a nuestra población, ha acentuado la caída del consumo de alimentos, debido a la disminución de la capacidad adquisitiva del núcleo familiar. En nuestro país existe un estado de miseria generalizado que ha empobrecido al 90% de nuestra población.
El ingreso mínimo por debajo de cinco dólares por mes y la “bonificación” del salario con aportes menores a un dólar diario, son el referente inicial de los sueldos y los salarios, que en las condiciones más ventajosas, apenas alcanzan a cubrir el costo mensual de los alimentos calculados en más de 500 dólares.
La economía nacional está entrando nuevamente en recesión, debido a la caída del PIB de forma consecutiva en este semestre: 7.6% en el primer trimestre y 6.3% en el segundo trimestre. Esta situación va a aumentar el desempleo y la baja remuneración que recibe el trabajador. Además el empobrecimiento de nuestra población cada día se agrava más por el desmedido aumento de la inflación, que acumula este año un crecimiento de más de 120% y en los últimos doce meses ha sido superior a 400%.
Con una población empobrecida, azotada por el crecimiento de la inflación, sin posibilidades reales de mejorar sus ingresos ni de optar a nuevos empleos debido a la recesión económica, no será posible el crecimiento del consumo, por lo tanto la actividad de la producción de alimentos seguirá estancada o con leves repuntes de crecimiento en algunos rubros de producción.
Fuentes consultadas: Fedeagro, Fedenaga, Cavidea, Conindustria, Consecomercio, Fedecamaras, Cedice, Pymi avícola, SVIAS, AVAF, FAO, FMI, BM, BCV, Fesoca, Federación de Caficultores, Invelecar, Minuta Agropecuaria, Feporcina, Cáritas, ONG Clima 21, CDDLatam, Fedepapa.
Forma parte de nuestro canal en Telegram y mantente informado del acontecer Agropecuario de Venezuela y Latinoamérica en: Visión Agropecuaria