Se cansó de lidiar con contratistas y se compró una cosechadora

Se cansó de lidiar con contratistas y se compró una cosechadora

Argentina.- Diego Agustín Álvarez, creador de AgroConceptos, comparte la experiencia completa luego de 23 años de contratar servicios para la cosecha.

 

“Compré mi primera cosechadora después de 23 años contratando el servicio”, señala Diego Agustín Álvarez y comparte el aprendizaje que le dejó a un año de que tomó la decisión.

El  creador de AgroConceptos destaca que, durante más de dos décadas, tuvo que depender de contratistas para realizar la cosecha en su campo. Y, aunque ese modelo de trabajo tuvo sus ventajas, las dificultades acumuladas lo llevaron a dar el salto y comprar su primera cosechadora.

“Un año después, puedo decir que la experiencia fue transformadora. Aquí está la historia de esta decisión, mis aprendizajes y las conclusiones de esta primera campaña”, relata antes de contar la experiencia completa.

Como conclusión final destaca: “La compra de mi primera cosechadora transformó la manera en que manejo mi campo. No solo logré un ahorro significativo, sino que también gané independencia, control y tranquilidad en la cosecha. Para cualquier productor que esté considerando dar este paso, mi experiencia demuestra que es posible hacerlo con éxito y sin inversiones desmedidas”.

¿Por qué decidió comprar una cosechadora?

Agustín Álvarez repasa que el principal motivo fue la acumulación de problemas con el servicio contratado, que convertían la cosecha en una etapa estresante y difícil de manejar.

Algunos de los principales inconvenientes fueron:

Demoras en la llegada de las máquinas: “Siempre había incertidumbre: ‘¿Cuándo viene la máquina? ¿Está cerca o se retrasará?’ Era común escuchar: ‘Está yendo para tu campo’, pero esa espera nunca era corta. Ahora, con mi propia máquina, ese problema quedó en el pasado”

Pérdidas por cola: “Aunque los operadores ajustaban la máquina, nunca lograban los resultados óptimos. Las pérdidas siempre fueron motivo de preocupación, ya que afectan directamente los rendimientos”.

Tiempos muertos por roturas: “Las máquinas de los contratistas a menudo llegaban al campo con desperfectos que interrumpían el trabajo. Esto no solo retrasaba la cosecha, sino que también generaba estrés y complicaciones adicionales”.

Cosecha fuera del momento ideal: “Si el grano estaba con demasiada humedad, había que pagar secado; si estaba muy seco, se perdía peso. Con mi propia cosechadora, puedo elegir el momento exacto para cosechar según las necesidades del cultivo”.

Falta de control sobre los tiempos: “Los contratistas maximizan sus horas, no las del campo. Ahora, con mi máquina, tengo control total sobre los tiempos y las decisiones”.

La decisión de compra: una John Deere 1175

El líder de AgroConceptos optó por una máquina usada, económica y confiable. “La John Deere 1175 fue mi elección por varias razones”, señaló y enumeró cada uno de estos puntos:

Costo accesible: “Con un precio de 19.000 dólares, representaba una inversión razonable para probar el modelo de cosecha propia”

Repuestos disponibles: “Cerca de mi campo hay una empresa que vende repuestos originales, lo que facilita mucho la continuidad del trabajo en caso de necesitar reparaciones. Además, en Paraná hay un desarmadero que tiene todos los repuestos, nuevos y usados, lo que asegura aún más la disponibilidad de piezas”

Simplicidad y confiabilidad: “Es una máquina sencilla, sin sistemas electrónicos complejos, lo que la hace fácil de mantener y reparar en caso de necesidad”

Resultados después de un año de uso

Un año después, estas son las principales conclusiones que comparte

  1. Un buen maquinista hace la diferencia: No se trata solo de manejar la máquina, sino de operarla con precisión y realizar un mantenimiento adecuado. Esto asegura que la máquina funcione al máximo de su capacidad y reduzca las pérdidas.
  2. La calidad de la cosecha es impecable: la John Deere 1175 me sorprendió con su rendimiento. Las pérdidas por cola fueron mínimas.
  3. Repuestos originales son clave: optar por repuestos originales no solo garantizó un funcionamiento confiable, sino que también fue una inversión inteligente. En muchos casos, resultaron más baratos que los alternativos y mejoraron el valor de la máquina.
  4. El mantenimiento preventivo es esencial: reemplazar piezas desgastadas a tiempo, como correas y rodamientos, evitó problemas durante la cosecha y permitió operar de manera continua.
  5. Amortización rápida: con el ahorro obtenido, la máquina se pagó completamente en su primer año de uso, cosechando 800 hectáreas. Ahora, tengo una herramienta que me permitirá trabajar por varios años más con costos operativos mucho menores que los de un contratista.
  6. Valor de la máquina después de un año: gracias al mantenimiento y al uso de repuestos originales, mi cosechadora está en mejores condiciones que cuando la compré. Incluso en el peor de los casos, su valor de reventa sería similar al precio que pagué.
  7. Adiós al estrés de la cosecha: ya no tengo que lidiar con la incertidumbre de cuándo llegará la máquina ni con el estrés de ajustar tiempos a la agenda de los contratistas. Ahora, tengo el control total.
  8. Lo malo: la John Deere 1175 tiene poca salida en el mercado de reventa, ya que hay muchas disponibles. Esto podría dificultar venderla en el futuro, pero mientras siga funcionando bien, no es un problema relevante.

Bajo este marco, Agustín comparte un análisis y presenta un cuadro comparativo en donde presentan los costos de cosechar 800 hectáreas entre dos opciones: con una máquina propia y contratando el servicio.

“Es importante mencionar que se podría agregar el costo de un empleado dedicado exclusivamente a la cosecha. Sin embargo, en mi caso, el operario es un recurso fijo que realiza varias tareas en el campo, además de la cosecha, por lo que no existe un costo adicional exclusivo para esta actividad. Este análisis demuestra la diferencia significativa a favor de tener una máquina propia, incluso considerando todos los costos asociados, como el combustible, los repuestos y el costo de oportunidad del capital invertido”, aclara.

Pensando a futuro, el productor plantea que este primer año fue una prueba para evaluar si tener su propia cosechadora era una buena decisión, y los resultados fueron claros: sí, fue una decisión acertada.

“Ahora, pienso en avanzar hacia una máquina más grande, como una John Deere 1450 o 1550, que me permita aumentar la eficiencia y la capacidad de cosecha. La idea es comprar una máquina más grande que me permita hacer mi propia cosecha más rápido y, además, brindar servicios a terceros, mejorando así el repago de la inversión y generando una nueva fuente de ingresos”, concluyó.

Agrofy News

 

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