Conozca la milenaria técnica de cultivo de maíz
- AgriculturaInternacionalesNoticias
- 21/10/2024
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Especial.- El sistema de cultivo conocido como milpa es una práctica agrícola milenaria que se originó en las sociedades mesoamericanas.
Esta técnica ha permitido a las civilizaciones antiguas, como los mayas y aztecas, producir alimentos de manera sostenible por más de 5,000 años.
Aunque a menudo se asocia únicamente con el maíz, la milpa es mucho más que un simple campo de maíz.
Es un complejo sistema agroecológico que combina varios cultivos interrelacionados, siendo su versión más conocida la que incluye maíz, frijol y calabaza: la Triada Mesoamericana.
¿Pero qué es la milpa?
La milpa no debe reducirse a la idea de un monocultivo de maíz, ya que se trata de un policultivo que, además de la Triada Mesoamericana, puede incluir otros productos como chile, tomate, amaranto o quelites (grupo de hiervas como bledo o hierba mora), según la región y las necesidades de las comunidades que la practican.
Como sistema agrícola, la milpa tiene múltiples funciones: no solo es una fuente de alimentos diversos, sino que también regula el microclima del campo, mejora la fertilidad del suelo y protege contra plagas y enfermedades.
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) define la milpa como “un ecosistema creado por las sociedades mesoamericanas que ha persistido muy probablemente por cerca de 5 mil años”.
No solo alimentó a millones de personas durante generaciones, sino que se ha mantenido vigente por su capacidad de adaptarse a diferentes entornos ecológicos y sociales.
Hoy, es reconocida no solo como una forma de producción agrícola, sino como un sistema que alberga profundas implicaciones religiosas, sociales y culturales.
La Triada Mesoamericana: un policultivo eficaz
La forma más común de milpa es la combinación de maíz, frijol y calabaza.
Esta interrelación entre cultivos es lo que la hace tan efectiva desde el punto de vista agroecológico.
El maíz, al ser una planta alta, ofrece soporte físico para el frijol trepador, que a su vez fija nitrógeno en el suelo, contribuyendo a la fertilidad del terreno.
La calabaza, con sus grandes hojas, se extiende sobre el suelo, ayudando a mantener la humedad y a controlar el crecimiento de malezas.
Este tipo de relaciones se conoce como simbiosis agrícola, y es uno de los pilares de la eficiencia de la milpa.
El frijol aporta nitrógeno, el maíz crea un entorno estructural para su crecimiento y la calabaza protege el suelo.
En palabras del Dr. Santiago López Ridaura, “el maíz genera un soporte para que el frijol crezca; además, las raíces del maíz generan exudados que hacen que el fósforo (P) esté disponible en el suelo”.
Asimismo, López continuó diciendo que “el frijol fija nitrógeno, que contribuye a una mayor disponibilidad de nutrientes para el maíz”. Esta interacción es lo que hace a la milpa una técnica tan ecológicamente eficiente.
Además de los beneficios que cada planta otorga al ecosistema, la combinación de estas tres especies básicas asegura una alimentación balanceada.
El maíz es fuente de carbohidratos, el frijol de proteínas y la calabaza de vitaminas y minerales.
Esta diversificación es clave para la seguridad alimentaria de las comunidades que dependen de la milpa, proporcionando una dieta nutritiva con recursos mínimos.
Otros cultivos en la milpa
Aunque la Triada Mesoamericana es la forma más conocida, la milpa varía según las regiones y los climas, incorporando diferentes plantas nativas y adaptadas a las condiciones locales.
La capacidad de adaptarse a las necesidades locales es una de las razones por las que la milpa ha perdurado durante milenios.
Este sistema de policultivo es clave para la diversificación alimentaria y ayuda a evitar la degradación del suelo, fenómeno común en los monocultivos.
Los diferentes tipos de raíces exploran capas de suelo distintas, extrayendo nutrientes de profundidades variadas y evitando el agotamiento rápido de los recursos de una sola capa de suelo.
Además, la biodiversidad que genera la milpa promueve una mayor resistencia a las plagas, ya que estas tienen más dificultad para proliferar en un entorno con varias especies que en un monocultivo uniforme.
La milpa en la cosmovisión mesoamericana
Históricamente, la milpa ha sido una técnica agrícola y un pilar en la cosmovisión de los pueblos mesoamericanos.
En la mitología maya y azteca, el maíz ocupa un lugar central, considerado un regalo de los dioses.
El ciclo de la milpa está profundamente ligado a los ciclos ceremoniales y festivos de estas culturas.
A nivel comunitario, la milpa es mucho más que una fuente de alimentos: representa un espacio de interacción social y cultural, un lugar donde se transmiten saberes y tradiciones ancestrales.
El ciclo agrícola de la milpa también se asocia con el respeto a la naturaleza.
Los agricultores mesoamericanos no solo sembraban para obtener alimentos, sino también con la convicción de estar cuidando y preservando la tierra para las futuras generaciones.
Este enfoque de sostenibilidad a largo plazo es lo que ha permitido que la milpa siga siendo una práctica vigente, no solo en términos agrícolas, sino como parte de una cultura viva.
Adaptación de la milpa en el siglo XXI
Hoy en día, la milpa enfrenta el reto de ser vista como una alternativa viable en un contexto donde la agricultura industrial predomina.
A pesar de su eficacia ecológica, su integración en sistemas de producción a gran escala no es sencilla.
El uso de maquinaria moderna, como cosechadoras y tractores, es limitado debido a la disposición irregular de los cultivos en la milpa.
Sin embargo, la diversificación que propone la milpa está inspirando prácticas agrícolas más sostenibles, como el sistema push-pull y el strip cropping, que aprovechan los principios de interacción entre especies para reducir la dependencia de insumos externos.
La milpa ha demostrado ser una técnica agrícola resiliente, capaz de enfrentar fenómenos naturales como sequías o plagas sin necesidad de recurrir a grandes cantidades de insumos químicos.
Esta capacidad de adaptación es especialmente relevante en la actualidad, donde el cambio climático está poniendo a prueba los sistemas agrícolas tradicionales y modernos.
La milpa como modelo para el futuro
A medida que el mundo enfrenta una crisis alimentaria impulsada por las sequías, la pérdida de biodiversidad y la degradación del suelo, la milpa ofrece una valiosa lección sobre sostenibilidad.
Este sistema, que ha alimentado a las civilizaciones mesoamericanas durante miles de años, tiene el potencial de inspirar nuevos enfoques para la producción agrícola en el siglo XXI.
Al adoptar los principios de diversificación, respeto por la tierra y colaboración entre especies, la milpa podría ser la clave para diseñar sistemas de producción más sostenibles, resilientes y nutritivos.
Como concluye el Dr. Santiago López Ridaura, “la agroindustria va a tener que cambiar porque el modelo como está ahorita es muy ineficiente”.
La milpa, con su sabiduría ancestral y su eficiencia ecológica, está llamada a jugar un papel central en la transición hacia una agricultura más respetuosa con el medio ambiente.
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