
La Capilla de Piedra de Juan Félix Sánchez en riesgo de desplomarse
- AgroecologíaNoticias
- 27/01/2025
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Mérida.- La hermosa Capilla de Piedra de Juan Félix Sánchez, que el cultor popular construyera en la entrada del pueblo de San Rafael de Mucuchíes en homenaje a Nuestra Señora de Coromoto, corre el riesgo de desplomarse por falta de mantenimiento y el robo de sus piedras.
En la entrada noreste de San Rafael de Mucuchíes, por la vía que conduce hacia los Llanos occidentales, se levanta la singular Capilla de Piedra en honor a la Virgen de Coromoto, patrona de los venezolanos. Se trata del centro poblado más alto de Venezuela, ubicado en del municipio Rangel (estado Mérida), a unos 3140 m s. n. m. La capilla fue construida por el ingenio y creatividad de Juan Félix Sánchez (1900 – 1997), el “artista del páramo”, quien piedra sobre piedra, y con el apoyo de la comunidad, la edificó en dos años. El pequeño templo sería inaugurado el 18 de febrero de 1984 con una misa ofrendada por monseñor Miguel Antonio Salas (1915 – 2003).
Al pasar el tiempo, la Capilla de Piedra se convirtió en ícono de la arquitectura popular, en símbolo religioso y en espacio de referencia turística de los Andes venezolanos. Pero, tal caracterización no ha sido “suficiente” para que la ciudadanía respete y valore dicho recinto, ni mucho menos para la implementación, por parte de las instituciones encargadas de velar por su salvaguarda y protección, de un plan o proyecto que garantice su integridad, al punto de que hoy corre el riesgo de venirse abajo.
Una vieja práctica: “manos impuras” contra la capilla
Tal como fue anunciado en días anteriores, en nombre de IAM Venezuela realizamos el 20 de marzo una visita a la capilla de Juan Félix Sánchez a fin de constatar la información aportada por Tamara Díaz Pisani, presidenta de la Fundación para el Desarrollo Cultural del Estado Mérida (Fundecem). Esta funcionaria aseveró que la institución merideña, tras las peticiones de la población, había ordenado el cierre temporal del inmueble ante el riesgo de caerse, entre otras razones por la sustracción de las piedras que de manera caprichosa y sin justificación alguna han hecho los visitantes, ocasionando daños irreparables a la estructura.

Desde lejos todo parece estar bien, pero si se mira con detenimiento y nos acercamos a la capilla, observaremos que entre las piedras existen unos vacíos que indican la ausencia de estas, especialmente en la entrada principal y en las cuatro columnas arqueadas del frontis, con lo que se pone en peligro la estabilidad de la construcción, pues aunque el Gigante del Páramo utilizó argamasa, no la empleó de manera predominante. De tal forma que la capilla es una especie de rompecabezas donde cada roca sirve de encaje entre las otras, cumpliendo como lo señala Eduardo Planchart Licea, una función estética y utilitaria.

“Al ponerlas [las piedras], ellas van diciendo su lugar” enfatizaba Juan Félix Sánchez hacia 1987. Pero ese lugar indicado al genio del Tisure poco a poco ha sido desvalijado, y las rocas -símbolo de unidad, fuerza, permanencia y solidaridad-, han ido desapareciendo, quedando la capilla en una especie de letargo… de muerte lenta, a consecuencia de la sustracción de las piedras, práctica creciente en los últimos años.
Pintas que profanan vírgenes y piedras
Eduardo Planchart Licea en su libro Juan Félix Sánchez: el gigante del Tisure (1992) notificaba que la talla de madera de la Virgen de Coromoto, que el artista popular había hecho con una gran devoción religiosa y amor para su pueblo, hubo que ser restaurada “debido a que los visitantes la habían cubierto con firmas y frases, tal como ocurre hoy en día con las piedras de la fachada de la capilla”.
Asimismo, Planchart Licea enfatizaba que de las columnas principales eran extraídas las piedras y ello podría hacer que “la construcción se caiga completamente”. Pero los daños a esta “obra maestra de nuestro arte popular religioso y urbanístico” no quedaban allí. Según este autor, una de las dos esculturas localizadas en los jardines de los laterales izquierdo y derecho de la capilla había sido hurtada y “hoy –lamentaba Planchart- encima del desnudo muñón de la base hay un trozo de tela negra como signo de luto”. En la actualidad la tela negra no está… y la otra escultura tampoco.
“Esta capilla se cae cuando Dios así lo permita”
La situación no ha cambiado. Por el contrario, al ser mayor el número de visitantes a la icónica obra, los “vacíos” son más notorios. Durante el recorrido, la señora Ana Julia Sánchez, trabajadora del Museo de Los Andes Benigno y Vicenta Sánchez, y encargada también del mantenimiento de la capilla, al indicarnos los lugares donde se apreciaban las pintas dejadas por las personas, nos dijo: “Antes estaba peor, algunas letras se han borrado por el tiempo, y otras, cuando se puede, las hemos quitado”.
“Aquí viene mucha gente, pero de noche nosotros no estamos y no sabemos lo que hacen” advierte la señora Sánchez, señalándonos una botella de cerveza localizada en una de las esquinas del lateral derecho de la capilla, en donde un fuerte olor a orina se percibe a larga distancia, reflejo de su uso como “baño público” por los borrachitos de la zona y de los que visitan el lugar. Pero movida por la fe, y conocedora del trabajo de su primo, la señora Julia toca una de las piedras, y nos dice: “Juan Félix hizo esto muy bien, está bastante firme. Esta capilla se cae cuando Dios así lo permita”.
Por su parte, Yameli Maldonado Terán, directora del Museo de Los Andes, destacó que de noche la situación empeora ya que la iluminación de la capilla y sus alrededores no funciona. “Los faros están de adorno –enfatiza- y “esto impide que haya mayor vigilancia al lugar”.
En cuanto al robo de las piedras por los visitantes, Maldonado informó que era “muy difícil estar al pendiente de todos, más en temporada alta”, pues no cuenta con suficiente personal. Además de ella, quien en ocasiones también asume la guía del museo y la capilla, cuenta con una aseadora que se encarga de los jardines, y dos guías para ambos espacios. Al respecto, nos asevera que ha sido tan compleja la situación, que en el mes de enero, en pleno día, las imágenes de yeso que estaban en la capilla fueron profanadas en el instante que uno de los guías se dirigía al museo.
Además de los daños ocasionados por las personas, quienes de manera irresponsable depositan la basura en los espacios dejados tras llevarse las piedras, observamos una techumbre en malas condiciones por la notoria falta de mantenimiento.
En la tradicional construcción hecha a dos aguas, los parales de madera que actúan como vigas sobre los que descansan la caña brava (carruzo) y las tejas de barro, presentan fracturas considerables, fundamentalmente en los alrededores del altar, observándose en algunas partes una pequeña ondulación en el techo. Igualmente, en las esquinas frontales, en el área de acceso o entrada a la nave de la capilla, se aprecian unos orificios producto de la degradación de la caña brava, lo cual facilita la inundación de esta en tiempos de lluvia.
Las claraboyas o tragaluces ubicadas en la parte superior del centro de la nave y en el altar, por falta de mantenimiento, no proporcionan la iluminación requerida hacia el interior de la capilla, razón por la cual se le instaló un sistema eléctrico, que tampoco está en funcionamiento y donde el cableado no cumple con las medidas básicas de prevención y seguridad.
Por otro lado, aunque no se ha hecho un estudio sobre el caso, la capilla de Juan Félix Sánchez presenta una ligera inclinación hacia el lateral derecho, pero de acuerdo a la acotación hecha por la directora del Museo de Los Andes, quien ha manifestado su preocupación sobre este hecho, se aprecia una pronunciada inclinación y hundimiento del pórtico hacia el frente, el cual se puede constatar si se visualiza con detenimiento desde el lateral derecho, desde la parte inferior de la muralla terraceada.
Sobre esta situación, en un foro de aporrea.org (https://goo.gl/emoscH) se dijo el 21 de diciembre de 2011 que las bases de la edificación estaban cediendo ya que se anclaban sobre un relleno, a tal punto de que las columnas del pórtico techado habían girado a la altura de 170 cm y el campanario tenía una desviación de 5 cm.
Ícono turístico muy publicitado, pero olvidado por las instituciones
La capilla de piedra está declarada bien de interés cultural de la nación, registrada en la categoría Lo construido del Catálogo de patrimonio cultural venezolano. Municipio Rangel, estado Mérida, publicado por el Instituto de Patrimonio Cultural de Venezuela en el año 2006, por lo que según lo establecido en la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural Venezolano (1993) y en la providencia administrativa 02/05 del 30 de junio de 2005, es responsabilidad de los entes locales, regionales y nacional garantizar su conservación en el transcurso del tiempo.
Aunque este icono patrimonial es muy difundido en campañas turísticas, son muy pocas las contribuciones o apoyo que recibe. La promesa de restauración hecha en 2011 por el hoy exministro de Cultura Farruco Sesto quedó en eso. No solo no se ha restaurado la Capilla de Piedra, sino que la falta de vigilancia y la omisión del Estado en el deber de preservarla le da carta blanca al deterioro y a la absurda sustracción de sus piedras sagradas.
Sobre este particular, la directora del Museo de Los Andes, designada recientemente, acotaba que en las anteriores administraciones los responsables remitieron informes y constantes solicitudes a los organismos regionales, pero en ningún momento recibieron respuestas, sino hasta ahora, cuando el actual gobernador del estado Mérida, Ramón Antonio Guevara, preocupado por el alarmante panorama, en lo que va de año ha visitado la capilla tres veces y se ha reunido con la comunidad a fin de concertar una solución.
Por ahora, y como medida preventiva, desde principios de marzo la capilla mantiene sus puertas cerradas al público, mientras otros organismos del ejecutivo regional realizan las inspecciones correspondientes, diseñan y ejecutan, previo cumplimiento de las normativas vigentes, la restauración de la capilla, que de acuerdo a Yamile Maldonado, esperan no pase de este año. Como dijera Juan Félix Sánchez en una oportunidad, “si no hay fuerza de voluntad de los demás o eso, se acabará”, quedará entonces de parte de los “existentes” asumir el compromiso.
IAM Venezuela / Samuel L. Hurtado Camargo / @hurtadosamuel. 26/3/2018.
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