En 2020 el Sector Privado aportó 91% de los alimentos consumidos
- EconomíaNoticias
- 05/02/2021
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Ciudadanía en Acción, es una Organización No Gubernamental que registra mensualmente la capacidad de disposición alimentaria en el país. Con base a esto el Especialista en Desarrollo y Seguridad Alimentaria, Edison Arciniega, Director Ejecutivo de esta ONG, a través de una nota publicada por el diario www.Talcualdigital.com, informó que en Venezuela el año pasado la disposición de alimentos mensual fue de 449.586 toneladas métricas en promedio, correspondientes al 44% del requerimiento, que en comparación con las cifras de 2.019, hubo un notable incremento, debido a que para ese año la capacidad de adquisición alimenticia fue de 36%.
Según los datos aportados por la organización, en 2.020 el 91% de los alimentos que se consumieron fue aportado por el sector privado nacional, mientras que el estado venezolano sólo aportó el 09%, a través del programa de cajas de alimentos subsidiados por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). De acuerdo a estos datos de la ONG, de un registro de 6,09 millones de familias, aproximadamente 3,71 millones no se beneficiaron con la caja CLAP el año pasado, además hubo una notable reducción de 11 kilogramos en comparación con las primeras cajas que se repartieron en 2.016 cuando iniciaron el programa.
El especialista afirma que la caja o bolsa CLAP es un programa social “bandera del gobierno de Maduro”, que «ya no está siendo la principal fuente de suministro de alimentos a los sectores populares del país, no todos los estados las reciben a tiempo y completas, cada día tienen menos componentes alimenticios. Pensamos que esta política social tendrá qué desaparecer y el venezolano que recibe a los CLAP deberá adquirir sus alimentos en la cadena comercial que no tiene subsidio”.
Advierte que el avance mostrado en la capacidad de acceso de alimentos entre 2.019 y 2.020 no se debió a un progreso igualitario, pues sólo un tercio de los consumidores poseen la capacidad adquisitiva, porque en el país la desigualdad se evidencia en el contenido y en el peso de cada plato de comida, que las personas que dispongan de dólares podrán también tener acceso al mercado alimenticio, pero quien no los tenga, simplemente corre el riesgo de sufrir desnutrición.
Sostuvo que los que los venezolanos tienen mayor acceso a los cereales, con marcada tendencia a la pasta, al arroz y las harinas, pero con un marcado déficits (alrededor del 30%) en raíces y tubérculos (papa, yuca y plátanos), un déficit de casi dos tercios del azúcar, casi 55% de las leguminosas, cercano al 70% de las grasas, 40% de las hortalizas y según lo señalado por el profesional, un déficit lamentable, cercano al 70% de las frutas; señalando con relación a estas últimas, que “esto es preocupante porque eran la principal fuente de micronutrientes de los venezolanos».
Señaló que en 2.020, la incidencia del Estado venezolano en el ciudadano, para éste dispusiese de alimentos, se redujo al 9,8%, que sólo tuvo marcada incidencia en la adquisición de dos rubros alimenticios como lo son las leguminosas y el pescados, por ser gran proveedor de sardinas. Es decir, que el 91% de los alimentos disponibles y que se consumieron en el año, fueron adquiridos a través del mercado alimentario regular, supermercados, bodegas, el mercados de cielo abierto, entre otros y mediante transacciones con dinero; es decir que el programa CLAP, que 2017 y 2018 llegó a representar un tercio de los alimentos, actualmente no llega al 10%.
A juicio del profesional, es imperativa la conjugación de algunos factores a considerar para mejorar el acceso a los alimentos: perfeccionar la capacidad adquisitiva de los dos tercios de los consumidores, cuyos ingresos son en bolívares, esforzarse por impulsar la producción interna en condiciones rentables y ejercer una gestión inteligente de las importaciones. «Hay que hacer las dos cosas, porque si se recupera la capacidad adquisitiva pero no se recupera la disposición de alimentos, pues no vamos a tener alimentos para poder abastecer el mercado. Aquí ha habido proyectos y programas en los que las organizaciones humanitarias han hecho transferencias de dinero a algunas comunidades en extrema vulnerabilidad y uno de los efectos de esas transferencias cuando no se coordina con el sistema de abastecimiento, es que se genera desabastecimiento en el radio donde se inyectó dinero. No hay alimentos suficientes para que los venezolanos consuman como consumían en 2013 y en 2014, no los hay, los anaqueles están llenos porque no rotan».
Vía www.Talcualdigital.com/ Zuleima Falcón
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