Vista al campo / Pedro Piñate
- Opinión
- 17/02/2022
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Revolución es anarquía y en la pretendida anticonstitucional instauración del comunismo en Venezuela, signada por la supresión de la propiedad privada, los cambios y alteraciones de todo orden desde 1999 hasta la fecha, resultaron en la mayor inestabilidad, inseguridad y desconfianza, auyentando la inversión privada. La mayoría de la población está empobrecida y sufre de hambre y miseria atroz en medio de la hiperinflación más alta del mundo, con el bolívar devaluado totalmente a la nada. La desinversión se traduce en caída de la producción y de las importaciones, y sigue el desorden fiscal, la desaparición de las Reservas Internacionales, el derrumbe de PDVSA y la caída de las exportaciones, ingresos y renta petrolera.
Porque las políticas fracasadas agravan más la inseguridad alimentaria, se olvida que la agricultura también es un negocio al tiempo que el país se ubica año tras año, entre los primeros más difíciles del mundo para hacer negocios. Debiendo producir más alimentos e importar lo necesario, la no ejecución de estas esenciales acciones hacen indefinida la crisis humanitaria cuyos signos inequívocos son el hambre y el éxodo masivo. De allí que la población seguirá hambreada y emigrando mientras se insista en imponer el comunismo, y por que la agricultura requiere del cambio de políticas sólo posibles con libertad y democracia.
Frente a esta indeseable perspectiva, es de recordar siempre aquí la advertencia del Grupo de Altos Expertos de la FAO reunido en 2009 en el Foro “Para comer en 2050″: “Quienes se dedican o podrían dedicarse a la agricultura sólo invertirán recursos en esta actividad si sus inversiones resultan rentables.” (…). “Es necesario fomentar la inversión en el sector privado en todas las etapas de la cadena de valor, desde las previas a la explotación agrícola que incluyen la producción y distribución de semillas y fertilizantes hasta las sucesivas a la cosecha que comprenden la elaboración, la comercialización y la distribución.” (…). “Los países necesitan crear un clima propicio a la inversión”. Ciertamente en Venezuela debe ponerse definitivamente la vista al campo estimulando y asegurando la inversión privada y la rentabilidad agrícola, para que el campo pueda cumplir su rol productivo y resolver el hambre.
Pedro Piñate
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