Nutricionista explica cómo y qué comer en tiempos de crisis
- Alimentos y Bebidas
- 05/02/2019
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“Tener una buena alimentación en tiempos de crisis es esencial para no enfermarse, es una inversión en alimentos, para no tener que hacerlo luego en medicinas”, enfatiza la Dra. Hazel Anderson, especialista en Nutrición Clínica con estudios avanzados en el área de Nutrición y Metabolismo, en una entrevista a PANORAMA.
Analizando los tiempos que corren, entre la inflación, la contingencia diaria y el hecho de que “lo urgente no deja hacer lo importante”, cabe rescatar de los escombros aquellos hábitos primarios que nos mantienen sanos y adoptar otros que nos permitan subsistir y resistir. La alimentación, un tema que saca suspiros en tiempos de crisis, tiene reparo. Hay formas de remontar las olas de la economía fluctuante con marea de tsunami que golpea los hogares venezolanos, en pro de nuestra salud alimentaria. Según Anderson, solo hay que “aprender a comer con ambas manos”.
“Al momento de comprar, debemos recordar las herramientas que tenemos en ambas manos. En una mano debemos recordar los 5 elementos esenciales de la nutrición: proteínas, grasa, carbohidratos, vitaminas y minerales. En la otra los “5 colores”, con los que vamos a asegurar la cuota de vitamina y minerales que requerimos, estos “5 colores” van a hacer que estemos sanos, que el niño pueda crecer de forma adecuada y que las personas de edad reciban lo que necesitan para mantenerse en buenas condiciones”, explica Anderson, quien fuera Directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad del Zulia en 2004.
Primero que nada el ser humano tiene que recibir la cantidad de calor que necesita su cuerpo, a través de los alimentos, la dieta, que no es más que como se alimenta la persona las 24 horas del día. Ésta debe tener tanto proteínas, como grasas y carbohidratos. En este caso (Venezuela), Anderson ha notado un déficit en el consumo de proteínas, y un alto consumo de carbohidratos. Si no se consigue la cantidad de calor que un cuerpo necesita, éste pierde peso hasta llegar a la desnutrición.
En la actual precariedad de nuestra economía, los venezolanos hemos perdido peso y masa muscular a la vez, comiendo en gran cantidad pero con una alimentación a base de arroz, pasta o harina de maíz, alimentos que no cubren la cantidad de calor que nuestro cuerpo necesita.
Con respecto a los carbohidratos, y al incremento en su consumo, están presentes en todos los alimentos con excepción del aceite, incluso las proteínas lo tienen, el pollo y el pescado, pero bajo el nombre de “glucógenos”.
Pueden ser de dos tipos “Ricos en almidones” y los “No almidones”. La pasta, el arroz, el maíz, la yuca y el plátano, se reconocen como alimentos ricos en almidones, comúnmente también conocidos como ricos en carbohidratos. El otro grupo, los “no almidones”, se hallan en los vegetales y en las frutas.
“Uno de los problemas que tiene el venezolano, y más específicamente el marabino, es que generalmente no come muchos vegetales y frutas, no estamos acostumbrados, a pesar de que son ellos los que determinan nuestra salud. Nuestra dieta presenta deficiencia en consumo de vitaminas y minerales, en contraposición a altos grados de almidón. Lo que yo he podido observar, y lo que me lleva a estudiar la alimentación en tiempos de crisis, es que las personas, bajo condiciones precarias, consumen mayor cantidad de alimentos ricos en carbohidratos por un asunto de economía, normalmente son más baratos” analiza la especialista.
Si se come solamente una arepa, sin ser acompañada con ningún otro alimento, se tiene solo 25 gramos de carbohidratos o de azúcar, pero en cuanto a las proteínas solamente se tiene 2 gramos y algo más de grasas, dependiendo de cuanta sea agregada por quien cocina. Estas cantidades no son suficientes, el cuerpo no estaría recibiendo el combustible que requiere: proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas, minerales. En cambio, si esa arepa es preparada al menos con ricota, queso, huevos o cualquier tipo de proteína animal o vegetal (granos), eso ayuda notablemente el proceso alimenticio. A falta de pollo (proteína animal), buenas son las caraotas, arvejas, lentejas o frijoles (proteína vegetal).
De una tasa grande de sopa se pueden obtener 20 gramos de proteínas, a los que pueden ser sumados 2 gramos más equivalentes a la proteína que contiene el arroz, 22 gramos que ayudarían a cubrir el porcentaje proteico que requiere nuestro organismo, además del aporte en carbohidratos. Sin embargo, todavía estarían faltando las vitaminas y los minerales.
– LOS 5 COLORES
Se ha demostrado que para que haya una buena salud el cuerpo tiene que recibir los “Cinco Colores” correspondientes a la clasificación de las frutas y verduras: verde, blanco, amarillo, azul o morado y rojo.
Para cubrir los porcentajes de vitaminas y minerales que requiere nuestro organismo, solo debemos “jugar” con la combinación de los pigmentos. Dentro de los vegetales y frutas más asequibles, podemos elegir algunos para acompañar el arroz y enriquecerlo.
Si lo que podemos comprar, ya sea por precio o por la temporada, es el calabacín (blanco) o el cebollín (verde), estaríamos sumando 2 “colores” (vitaminas y minerales) a nuestra lista de alimentos. Si nos decidimos por las zanahorias, estaríamos agregando el color amarillo que ayuda a proteger la piel y la visión.
Según la especialista, “El punto es no enfermarnos, porque si nos enfermamos sabemos los grandes problemas que hay para la adquisición de medicamentos y el estado de los centros de salud en nuestro país. Es una inversión, nutrición hoy, salud mañana”.
Hazel Anderson, es una venezolana nacida en Cúcuta, Departamento de Santander, Colombia. De padre americano, vivió y se crió en Venezuela. Realizó estudios de Nutrición y Dietética en la Universidad del Zulia y mantiene una larga y fructífera carrera como nutricionista y docente. Dentro de sus estudios se encuentran un Doctorado en Nutrición Clínica realizado en la Universidad de Córdoba (España), un Master Universitario en Nutrición y Dietética Humana, del Centro de Estudios Superiores Universidad de Cádiz, Granada (España) y un Master en Obesidad obtenido por la Universidad Alcalá de Henares (España).