Ligia Parra, la Mujer de las nacientes
- AgriculturaEntrevistasNoticias
- 23/03/2023
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MÉRIDA-Venezuela.- “Me nombran Sembradora de aguas”
Este trabajo se lo dedicamos en el marco de la celebración del mes de la mujer a la reconocida poetisa y ambientalista merideña Ligia Parra, mejor conocida como “La Mujer de las nacientes, sembradora de aguas”.
Más que ambientalista su trabajo es altruista, pues ha dedicado más de 24 años a la protección, conservación y rescate del ecosistema del Páramo Andino venezolano.
Es la Coordinadora General de la Asociación de Coordinadores de Ambiente por los Agricultores de Rangel (ACAR). Organismo que constituye al lado de unos 3 mil agricultores quienes son miembros de los Comités de Riego de cada comunidad.
Es una asociación sin fines de lucro, sin adherencias políticas, religiosas, ni instituciones, su enfoque es netamente de base social.
En la actualidad ACAR está conformada por unos cinco mil productores, quienes al igual que Ligia, realizan este trabajo con sus propios recursos desde hace más de dos décadas.
La principal labor del organismo es el rescate, resguardo, cuidado y forestación de los humedales, nacientes y manantiales a nivel de las montañas altas en la cuenca del río Chama.
Hasta el momento han rescatado 175 humedales. Pero este hecho no es sólo el que les deja una gran satisfacción, también lo es, saber que todas las obras en favor de los humedales, las han realizado los agricultores con recursos propios.
ACAR maneja tres programas:
El rescate de los humedales, la siembra de agua y el área educativa; la cual comienza desde preescolar hasta la preparación universitaria.
“La madre naturaleza nos da la vida y no tiene distinción de nadie; seamos lo que seamos nos alimenta nos cobija y nos ayuda”.
A esta premisa se refiere la sembradora de aguas cuando afirma que en ACAR no existe adherencia a grupos de ninguna clase; su labor está basada en la filosofía del amor y la humildad.
Su esfuerzo está siendo visto en el rescate y reforestación de esos 175 humedales, una magnífica obra la cual les ha permitido convertir pantanos secos en lagunas.
Su trabajo no se circunscribe sólo al estado Mérida y a sus montañas; viaja por varios estados del país, difundiendo esa labor insigne que realiza al lado de los 5 mil productores con la finalidad de que la gente sepa que hay personas dispuestas a ayudar en el área ambiental, pese a los momentos críticos que se viven actualmente.
Con mucho optimismo invita a quienes deseen sumarse a lo que llama “Rituales de amor”, que es un acto simbólico realizado en las montañas en honor a la cultura ancestral del páramo; es decir, aludiendo a esa época cuando los ancestros llevaban ofrendas de amor a los sitios sagrados de la montaña.
Este acto es conocido como “La Siembra y Bendición del Lago Ancestral”. “Es un rito antiguo, místico, sagrado y mágico” y se trata de colocar en el lugar donde se ha secado el agua pétalos de rosa, sal marina, miel, incienso y velas encendidas.
Por medio de ACAR están enfocados en el rescate de todas estas culturas, a fin de saber su identidad( quienes somos, de dónde venimos y a dónde vamos).
“Buscamos que la gente entienda que nuestra vida y nuestros actos en este planeta son efímeros y que todo lo que podemos dejar es una huella de amor y de humildad”
Actualmente otras instituciones como la Universidad de Los Andes (ULA) y el Jardín Botánico de Mérida se han unido a la majestuosa labor de crear conciencia, de rescate y de conservación de las aguas que desempeña Ligia Parra a través de ACAR.
A través de estas actividades demuestran la necesidad que tiene el individuo de “reconciliarse con la naturaleza”, de venerarla y agradecer todas las bondades que nos otorga.
El trabajo se enfoca particularmente en las aguas, en primer lugar porque este es el elemento fundamental para el desarrollo de la agricultura y están conscientes que la naturaleza les asegura ese recurso aun en el periodo de verano.
“La naturaleza nos está dando esta señal para que sigamos haciendo todas estas cosas, que nuestra agua siga fluyendo para las futuras generaciones y que esta tierra no la atiborramos tanto de agroquímicos y sepamos que ella es un ser vivo y que la estamos matando” .
En este sentido exhorta al hombre a tomar conciencia sobre el trato que le da a los recursos naturales, a desarrollar su lado espiritual, a renacer con base al rescate de los valores que tanta falta hacen en la actualidad.
Escuche la entrevista aquí. Audio Exclusivo de Visión Agropecuaria
Con información de la ULA
www.visionagropecuaria.com.ve / Zuleima Falcón Velásquez
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