Las proteínas huyen del plato zuliano
- Alimentos y Bebidas
- 21/02/2017
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La encuesta sobre las Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi) realizó un nuevo estudio
en el 2016 donde cifras alarmantes revelan que 93.3 % de los hogares padecen de inseguridad alimentaria debido a que sus ingresos no les alcanzan para comprar el sustento necesario, y, solo 5,9 % de la población dice tener disponibilidad para adquirir la comida que requiere.
El estudio fue realizado por la universidad Central de Venezuela (UCV), Católica Andrés Bello (UCAB) y Simón Bolívar (USB). El análisis se ha hecho desde hace tres años seguidos, y refleja que el cambio en la calidad de vida de los venezolanos pasó de 48 a 82 % de pobreza.
Ausencia de proteínas
Las proteínas huyen del plato zuliano al mismo tiempo que huyen de la bolsa de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).
“En mi casa tenemos más de un año sin comprar carne porque está muy costosa”, expresaen tono molesto Jesús Naranjo, un señor de 68 años que debe rendir los alimentos para las siete personas que viven con él.“Como no podemos comer carne nos toca comprar una auyama bien grande y la hacemos en sopa con un poquito de verduras y ocumo”, declaró Naranjo, y contó que recibe en ocasiones la bolsa
CLAP pero sin carne y pollo.
Maritza Landaeta, coordinadora de investigación y docencia en la fundación Bengoa, asegura que en
Venezuela “la alimentación está en terapia intensiva”. Enfatizó que en el país muchos ciudadanos han perdido peso, también dijo que se incrementó la desnutrición en niños, ancianos y
mujeres embarazadas.
“Hemos visto personas que tienen sobrepeso pero cuando se les evalúa son personas anémicas, tienen glicemia alta (…) Estas enfermedades son como consecuencia de no tener una alimentación equilibrada que contenga proteínas, vitaminas y minerales”.
Ingresos insuficientes
Según los datos previos del estudio la pobreza de ingresos pasó de 73 a 81,8 %. La encuesta demuestra que la pobreza reciente continúa como el estrato más grande de la pobreza total, a pesar de haber disminuido de 68,4 a 60,4 % entre 2014 y 2016.
Estos números hablan por sí mismos dentro de la cartera del septuagenario Freddy Paz, quien declara que la pensión se le va en tres o cuatro “cositas” que compra en un mercado o en la panadería. “No compro carne desde hace tres años, me alimento de lo poco que puedo comprar y también acudo a una fundación que me da almuerzo en ocasiones, de resto compro pan cuando se puede y verduras para hacer ensalada porque eso es lo que hay”.
Estrés y angustia
Para la doctora Landaeta el venezolano está sometido a un “estrés permanente”, provocado por las ansias de poseer una buena alimentación. “Este factor de angustia también se ha convertido
en un factor de violencia, como el que vemos en las colas de personas desesperadas para adquirir comida”.
Ella sufre de angustia y mientras alimenta a su bebé de cuatro meses, cuenta cómo prepara un tetero de
agua de arroz o de auyama. Es el caso de María Rivero quien no puede pagar la leche de su recién nacido. El padre del infante dice que por la mala situación tuvo que ingresar a su pequeño durante 15 días en la emergencia del Hospital Universitario de Maracaibo por un cuadro de desnutrición severo.
La información preliminar del estudio indica que la compra de carne, huevos y otras formas de proteína animal ha venido en picada y son sustituidas por tubérculos de bajo contenido nutricional.
En 2015 los tubérculos solo eran adquiridos por 10 % de los venezolanos, para el año 2016 más de 53 % de los familias toman este rubro como esencia básica de su dieta. El informe señala además que 34 % de los más pobres sobreviven con harinas, arroz, hortalizas y tubérculos como alimento principal en su dieta diaria, que puede ser una o dos comidas.
Versión Final / Ronal Labrador Gelvis – Foto: Carlos Villasana