La esperanza en el campo / Pedro Piñate
- Opinión
- 21/04/2022
- 222
Más carne, leche y cereales demandará el mundo en 2050 por millones de toneladas métricas, señalando donde debe apuntar la agroinversión para el futuro. En el caso de Venezuela ello exige posibilitar cuanto antes un entorno adecuado para la inversión privada, de respeto a la propiedad, libre mercado, en democracia y pleno estado de derecho.
De acuerdo a la FAO, para el año 2050, se prevé que la población mundial habrá pasado de los actuales 6.900 millones de habitantes a unos 9.000 millones. La demanda de alimentos y materias primas crecerá con más rapidez porque los ingresos y los niveles de nutrición se elevarán, y porque las poblaciones tienden a adoptar dietas que exigen un uso más intensivo de la tierra y del agua, en particular por el mayor consumo de carne y productos lácteos. Las tendencias actuales y las simulaciones con modelos indican que la demanda mundial de cereales pasará de aproximadamente 2.100 millones de toneladas métricas (TM) actuales a unos 3.000 millones TM en 2050. En consecuencia, en el año 2050 el mundo demandará una producción adicional de casi 1.000 millones TM de cereales y otros 200 millones TM de productos pecuarios.
Siendo la esperanza en el campo mundial, en la Venezuela actual sumida en la debacle que ha forzado a más de 6 millones de compatriotas a emigrar, la expectativa ciudadana está en el desarrollo definitivo de la agricultura como solución permanente al hambre y la carestía de alimentos. Con esa perspectiva los productores soportan estoicos las dificultades de sus labores marcadas por la incomprensión de su rol esencial para producir la comida así como de un régimen legal agrario restrictivo de la propiedad y lesivo de la seguridad jurídica necesaria para la inversión fija en el campo. Esto además del diario peaje ilegal y corrupto a la producción o sus insumos durante su transporte desde y hacia las áreas de producción.
Aparte el abigeato, hurto, saqueo, traspaso e invasión de fincas se multiplica sin que las “autoridades” respondan a sus denuncias, mientras el bandolerismo y la guerrilla extorsiona y secuestra, y la corrupción de combustibles controla su suministro y precio. Sin embargo como signo alentador, la esperanza en el campo y una Venezuela mejor persiste entre los productores y con ella la de todos los venezolanos.