Granos y vísceras abundan en la dieta de los zulianos

Granos y vísceras abundan en la dieta de los zulianos

Los granos y las vísceras de res  se están apoderando de  los platos zulianos, en sustitución de otras proteínas y alimentos que, para muchos, son imposibles de costear. Los tubérculos y las harinas también aseguran su lugar en los platos y reemplazan contornos que, hace buen rato, “desaparecieron” de las mesas.

Una dieta “balanceada” es difícil de imaginar para Zoraya Cornieles, residente del barrio Teotiste de Gallegos. “En mi casa lo que estamos comiendo son paticas de pollo, bofe, granos y arroz picadito, del malo, del que jamás pensé comer”, manifestó Corneles.

La ama de casa  dijo tener una receta para “engañar” al estómago: “Me toca hervir la concha de los plátanos para hacerla tiritas finas y sazonarlas, al guisarla queda como si fuera carne mechada”. El truco le funciona, dijo resignada, mientras lamentaba que su limitado ingreso económico no le permite adquirir un pollo o un kilo de carne de res.

También Nicanor González, de 54 años, tuvo que recurrir a otras opciones como sustitutos de la proteína en su plato. “Estoy comiendo pajarilla (bazo animal) con plátano, con eso resuelvo las comidas, es para lo que alcanza”, confesó el comerciante mientras caminaba por el centro de la ciudad, luciendo una camisa que dejaba entrever sus demarcadas clavículas.

En el mercado periférico Las Pulgas es posible encontrar gran variedad de reemplazos proteicos. Los carniceros indicaron que hay una notable baja en la compra de los diversos tipos de carne de res, cerdo y de  pollo. “La están comprando más que todo los que se van a Maicao a contrabandearla, de resto el usuario común lleva otras partes.  La gente se lleva de todo porque no pueden comprar la carne. Es más económico y les rinde más tanto la comida como el dinero”, explicó un carnicero.

Los precios de las vísceras, solo con dinero en efectivo, están muy por debajo de las carnes. El kilogramo de bofe está en 200.000 bolívares y el kilo de pajarilla ronda los Bs. 250 mil. El precio del hígado asciende a los  Bs. 800 mil, la ubre pasa los 400 mil bolívares y la panza  está en Bs. 500 mil. El corazón lo venden por unidad, cuyo costo oscila entre los 800 mil y el millón de bolívares.

En las  carnicerías, con punto de venta y transferencias,  un kilo de carne de res varía entre los 8 y 10 millones de bolívares, mientras que el pollo se consigue a partir de los Bs. 6 millones.

 

 

La integración de los granos se ha popularizado. Frijoles blancos y chinos, caraotas rojas y negras, lentejas y  arvejas son de común ingesta. En efectivo, y en mercados populares, se pueden adquirir entre 400 y 500 mil bolívares por kilogramo. En supermercados  pasan ya del millón de bolívares.

La presidenta del Colegio de Nutricionistas del Zulia, Yeritza González, sostuvo que la actual ingesta de los zulianos está caracterizada por alimentos altos en grasas y bajos en proteínas, siendo una alimentación  “basada en la incapacidad” de adquirir los alimentos necesarios para una dieta equilibrada.

“El valor proteico del   bofe, la panza, los sesos, los pellejos y otros es mínimo mientras que tienen gran cantidad de grasa (…) Su valor nutritivo está por debajo de otros alimentos. Son altos en calorías y bajos en proteinas”, dijo González, quien precisó que los zulianos están comiendo “a base de grasas”.

Este desequilibrio dietético, apuntó la nutricionista, está generando un aumento en los casos de colesterolimia (aumento de los niveles del colesterol), que se han pronunciado en los últimos meses. Resaltó la ausencia de verduras , hortalizas y frutas en la  alimentación de los zulianos, que deriva en el aumento de  pacientes con estreñimiento debido a  la carencia de fibras esenciales para el sistema digestivo.

Al respecto, Cáritas de Venezuela  ofreció su más reciente informe publicado, la diversidad de alimentación familiar de 407 hogares en Distrito Capital, Vargas, Miranda, Zulia, Lara, Carabobo y Sucre. Las encuestas arrojaron que las harinas (82%), los tubérculos (69%) y los granos (57%) se volvieron las comidas más frecuentes en la mesa.

Las carnes rojas y de aves (23%), el pescado (18%) y el huevo (25%) están fuera de la mesa ante los altos precios que deja  la inflación. El informe también reflejó que el 86% de los hogares dijeron tener una alimentación deficiente y sin variedad, mientras que el  90%  reportó haber tenido que deteriorar la calidad de su alimentación para poder comer. El  76% dijo incurrir en alguna forma de privación alimentaria.

Panorama / Adriana González

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