Elvis Portillo: “El Cacao es de las Mejores Opciones Para El Desarrollo de Venezuela”
- Agricultura
- 29/12/2016
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Cuando de conocimientos en materia de cacao se trata, Elvis Portillo es una de esas referencias que no deben faltar en ninguna agenda de consulta. El hombre que desde hace tres años ocupa la oficina del decanato de la Facultad de Agronomía de la Universidad del Zulia (LUZ, Occidente venezolano) acumula 24 años ininterrumpidos de investigación y docencia académica. Allí, sentado frente a su escritorio sostiene en su mano izquierda distintos tipos de semillas de cacao y en una especie de “flashback” afirma que para él representan una combinación entrelazada de vida, tradición y cultura de la que nunca podrá separarse.
La conexión que existe entre Portillo y el fruto tropical nació mucho antes que pisara por primera vez los pasillos de LUZ. Para comprender este vínculo tan inquebrantable como su pasión por la docencia, basta con indagar en sus orígenes. Portillo nació en el Sur del Lago de Maracaibo, específicamente en Santa Bárbara del Zulia, una zona caracterizada por inmensas planicies de exuberante selva húmeda. Una tierra tan fértil en la que solo las piedras se han resistido a echar raíces.
El Sur del Lago de Maracaibo es sinónimo de haciendas, hatos y granjas; caños, ríos, ciénagas, lagunas y una biodiversidad con características únicas. Su potencial forestal, agrícola, pecuario y acuícola no parece tener techo, aunque históricamente poco aprovechado. La ganadería y el plátano son dos de sus banderas, así como los cacaos criollos Porcelana y Guasare, de especiales características organolépticas para la elaboración de exquisitos chocolates, pero de baja producción.
Bajo la sombra…
“El plátano entró al Sur del Lago como sombra del cacao. La idea era que tras ofrecer su sombra, el plátano fuera eliminado para que continuara desarrollándose el cacao, pero se hizo lo contrario. Así que ahora en vez de existir 50 mil hectáreas de cacao en el Sur del Lago, existen 50 mil de plátano”.
En Santa Bárbara del Zulia, Portillo creció lejos del ajetreo de la ciudad, comiendo plátano “como arroz”, observando, palpando y probando semillas de cacao. Hoy es un catador profesional que comparte sus conocimientos tanto en el aula como en el laboratorio con los agrónomos en formación.
-Desde pequeño su vida está relacionada con el cacao, ¿qué significa para usted la semilla?
–Para mí el cacao es vida, una tradición y cultura que debemos reforzar generación tras generación. Se trata de un cultivo que podemos definir como social porque involucra tanto al productor como a su entorno familiar, con sus ritos o costumbres. El cacao representa también una de las mejores opciones que para el desarrollo tiene Venezuela.
-¿Tanto potencial tienen nuestros cacaos?
-El cacao es uno de los rubros con mayores ventajas competitivas que tenemos, casi como el petróleo, por algo se le llama el oro marrón. Si hacemos las cosas correctamente con visión de largo plazo, podemos ser una potencia cacaotera.
Tras realizar sus estudios de primaria y bachillerato en Santa Bárbara del Zulia, Portillo hizo maletas y se mudó a Maracaibo. Entre su equipaje no había espacio para las dudas, por lo que se fue derecho hacia la Facultad de Agronomía de LUZ, donde se registró en 1984.
-Y tras graduarse en la universidad, ¿qué pasó?
–Un año después gané un concurso para convertirme en profesor universitario y comencé a trabajar en la cátedra de Cultivos Perennes, como café, cacao, caña de azúcar, palma aceitera, entre otros, pero me enamoré del cacao por la conexión que traía desde mi infancia. De hecho, mi primer trabajo de investigación fue sobre la producción de cacao en el Sur del Lago de Maracaibo, en 1995. El estudio fue publicado en una revista científica de LUZ. En 1996 organizamos la primera jornada agronómica del cacao, en el estado Mérida.
Nos cuenta Portillo que para entonces el cacao era visto como un cultivo marginal o de subsistencia. Así que comenzó una gran cruzada junto con la agrónoma Iraima Chacón (actual coordinadora del Centro Socialista de Investigación y Desarrollo del Cacao, adscrito a Corpozulia) para empujar su producción y fortalecer los procesos de calidad.
En 1997 volvió a empacar, esta vez con rumbo hacia la Universidad Central de Venezuela (UCV, Caracas) para realizar un posgrado. Ese mismo año nació la Agenda Cacao de la mano del Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fonacit), en la que participó con un estudio enfocado en los procesos de fermentación. Luego se mudó a la ciudad de Maracay para hacer una maestría y desarrollar una tesis sobre las condiciones de postcosecha y la calidad del cacao.
En esos andares conoció en Venezuela a unos investigadores franceses que pertenecían al Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (Cirad), quienes desplegaban diferentes trabajos en el país acerca de la calidad del cacao venezolano. “Contactamos con esos expertos porque la tesis de mi maestría contenía un complemento sobre calidad del análisis sensorial del cacao y aquí en Venezuela no lo teníamos todavía. Preparamos entonces unas muestras que fueron enviadas al Cirad (Francia), donde prepararon chocolates y degustados de acuerdo al tratamiento postcosecha realizado aquí”.
En el 2000 los franceses se interesaron en desarrollar un proyecto de investigación junto con los venezolanos en el Sur del Lago, enfocado en el Cacao Porcelana, “uno de los de mayor relevancia a nivel internacional producto de sus características genéticas y organolépticas”, apunta el decano.
Entre Venezuela y Francia
Con los investigadores franceses del Cirad continuaron los estudios del grano y su aroma. Luego, llegó la oportunidad para Portillo de un doctorado en la universidad de Montpellier II en materia de ciencia de los alimentos.
-¿Hasta allí llegaron las investigaciones de los expertos del Cirad?
-No, posteriormente seleccionaron a tres investigadores venezolanos para arrancar con otro proyecto sobre estudio del aroma del cacao, en su parte genética a partir de marcadores moleculares.
Tras varios años de experiencia en la docencia e investigación Portillo volvió a empacar, pero esta vez llevaba el pasaporte en su bolsillo. El Cirad, en Francia, fue su próximo destino. Allí estuvo tres meses aprendiendo técnicas de análisis de laboratorio. “Así despertó otro gusano del conocimiento y me inscribí en la universidad y en el 2002 inicié un doctorado en la universidad de Montpellier II en materia de ciencia de los alimentos, específicamente en el estudio del aroma del cacao. Fueron cinco años entre Francia y Venezuela llevando al país europeo muestras de cacao venezolano y haciendo ensayos”.
-¿Qué otras investigaciones pudo hacer durante su estadía en Francia?
–Realicé todo un estudio de los compuestos aromáticos, desde los compuestos volátiles y no volátiles hasta la parte sensorial del cacao criollo venezolano con sangre Porcelana.
Ruta del Chocolate sube el telón
De regreso a Venezuela en 2007, Portillo asumió la coordinación de la Ruta del Chocolate que ese mismo año el Gobierno nacional había creado con gran éxito mientras estuvo en funcionamiento. Paralelamente, el agrónomo del Sur del Lago continuaba impartiendo clases y publicando investigaciones, la mayoría relacionadas con el manejo postcosecha del cacao.
-¿Cómo fueron esos primeros pasos de la Ruta del Chocolate?
-La Ruta del Chocolate fue a nivel nacional y en Occidente nació en tres municipios zulianos: Rosario de Perijá, Francisco Javier Pulgar y Colón. En aquellos días se creó también la nueva Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Investigación. Esa ley estipulaba que las empresas que generaran ingresos superiores a las 100.000 unidades tributarias estaban obligadas a realizar aportes de tipo social. Con este marco contacté a la petrolera Shell-Venezuela y les presenté el proyecto de cómo impulsar la Ruta del Chocolate en Zulia a través de capacitación, asistencia técnica y la investigación.
-La Ruta del Cacao fue muy exitosa, ¿por qué?
-Porque organizó a los productores en pequeñas cooperativas o asociaciones para que de esta manera definieran sus necesidades, proyectos y líneas de investigación conjuntamente con la Universidad del Zulia.
-¿Y qué más se logró con esta iniciativa?
-Se le dio además valor agregado al cacao a partir de la creación de pequeñas cooperativas en las que las mujeres y sus hijos participaran en la elaboración de algunos subproductos utilizando el cacao. Con el aporte de Shell pasamos de tres municipios productores a 10. Luego se fueron sumando otras empresas como la petrolera estatal Pdvsa. De esta manera logramos capacitar a más de 200 productores e incrementar la producción de cacao y su superficie de siembra. Todo esto se tradujo en un impacto socioeconómico positivo desde 2007 hasta 2012. Se desplegó también un sistema de información para determinar las características y ubicación geográfica de cada uno de los productores. Adicionalmente, instalamos tres viveros de cacao en los municipios Sucre, Colón y Rosario de Perijá.
-¿Y qué pasó después con la Ruta del Chocolate?
-En el 2012 hubo cambio en la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y Tecnología. Los proyectos fueron mermando y centralizándose, al igual que los recursos, por lo que las empresas dejaron de realizar los aportes como consecuencia de esa centralización. Con aquella nueva realidad, los viveros fueron prácticamente desmantelados.
Reactivación a la espera
Investigadores del cacao venezolano empujan ahora por la reactivación de la Ruta del Chocolate, pero hace falta que los organismos públicos especializados tomen las riendas de la carreta.
-Tenemos entendido que se han dando pasos o reuniones para la reactivación de la Ruta del Chocolate…
-Sí, en julio pasado un grupo de investigadores del cacao tuvimos una reunión en Maracay (estado Aragua) para tratar de retomar este proyecto. Queremos también organizar para el 2017 el III Congreso Nacional del Cacao, en una sede todavía por definir. Próximamente tendremos otras reuniones y se definirán detalles del evento, del cual soy el organizador.
-¿Pero han sido contactados por parte de los entes gubernamentales para la reactivación de la Ruta del Chocolate?
-Hasta ahora oficialmente ningún organismo del Gobierno como el Ministerio de Ciencia y Tecnología ha establecido contacto con nosotros. La ruta no se puede reactivar sin la presencia de los entes públicos especializados encargados de definir directrices, logística y recursos económicos que son importantes. Hace falta establecer dónde quedamos con la ruta en 2012, qué se hizo y dejó de hacer para poder proyectar el trabajo a seguir. El acompañamiento integral es clave, así como la presencia del Ministerio de Agricultura y Tierras.
–¿Y qué buscan con el III Congreso Nacional del Cacao?
-Primero, intercambiar experiencias. Así como existen congresos en otras áreas, como de la medicina o ingeniería, nosotros necesitamos intercambiar información. El objetivo es que los investigadores nos reunamos y que los productores participen también. Queremos que este tercer congreso del cacao sea además el primer encuentro nacional de productores de la semilla para que intercambien experiencias y establezcan líneas de trabajo. Todos tenemos que estar al día con los avances que existen en materia de postcosecha, viveros, buenas prácticas agrícolas, genética, poda, fertilización, cultivo sostenible y otros temas de interés en el mundo del cacao.
-¿Y por qué considera importante la reactivación de la Ruta del Chocolate como un proyecto de largo plazo?
–Porque marcaría un norte a seguir para todos los sectores involucrados con la semilla. Esto implicaría organizar, como ya dije, a los productores en cooperativas o asociaciones, transferir tecnología, capacitación, desarrollar valores agregados y llegar, por qué no, a los nichos ecológicos o a la denominación de origen. Todo esto tiene que desembocar en un esfuerzo conjunto parecido al que hacen en países como Ecuador, Colombia o Perú, donde están sacando unos 2.000 o 3.000 kilogramos de cacao por hectárea, mientras aquí seguimos hablando de 300 a 400 kilos por hectárea.
Clones para la producción
Portillo considera que trabajar con clones que aseguren las características genéticas de nuestro material es clave para aumentar la producción de cacao. Subraya también en la necesidad de mejorar los procesos de postcosecha.
-¿Y cómo damos ese salto?
-Con los clones. Aquí en Venezuela seguimos trabajando con semillas sexuales o botánicas, pero tenemos que trabajar con clones, injertos, estacas que permitan asegurar las características genéticas del material que tenemos y reducir el tiempo de reproducción. El Sur del Lago, entre los estados Zulia, Mérida, Táchira y Trujillo existen más de 100 mil hectáreas potenciales para su aprovechamiento. Lo que hace falta es un plan a largo plazo y voluntad política. No podemos competir con África en cantidad, pero sí podemos llegar a incrementar la superficie de siembra de cacao a unas 50 mil hectáreas y luego a 100 mil y hasta 200 mil. Podemos aumentar 10 mil hectáreas por año en el plazo de una década. Claro está, tenemos que paralelamente mejorar nuestros rendimientos y reforzar nuestros procesos de postcosecha. Nuestro potencial es tremendo porque tenemos las tierras, los productores y los técnicos preparados, así como el material genético.
-¿Cómo puede describir los cacaos venezolanos, especialmente el Porcelana y Guasare?
-Todos los cacaos venezolanos son muy buenos. Cada región tiene sus características organolépticas muy particulares. Aquí en el Sur del Lago tenemos el Porcelana y el Guasare. El primero con un sabor a malta y caramelo excelente para elaborar exquisitos chocolates y bombones, mientras el Guasare tiene también un especial sabor afrutado. Ambos tienen mercados internacionales cautivos y por lo tanto chocolateros anhelan tenerlos en sus elaboraciones.
Tras poco más de una hora de fluida conversación con Vivaelcacao.com, Elvis Portillo toma ahora un grano de cacao con su mano izquierda y a manera de reflexión insiste en el potencial cacaotero que tiene Venezuela, aunque hace más énfasis en la organización y visión a largo plazo que el país debe tener para aprovechar integralmente sus cacaos criollos. Para este agrónomo del Sur del Lago de Maracaibo que respira cacao el trabajo en pro de la semilla y su gente seguirá siendo una pasión inquebrantable e inmensurable.
Por Juan Pablo Crespo @juanpamark
Fotos: Cortesía Elvis Portillo / Liliana Elías