La producción agrícola vegetal en la subregión Lara, Falcón y Yaracuy. Periodo Octubre-noviembre de 2021
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- 01/12/2021
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La Red Agroalimentaria de Venezuela, en su propósito de contribuir con el desarrollo nacional, a través de la generación de información útil y válida para la orientación y toma de decisiones en materia alimentaria, ha desarrollado un importante estudio cualitativo sobre la realidad de la producción agrícola vegetal en la subregión Lara, Falcón y Yaracuy, para conocer desde la percepción de los agricultores y técnicos locales, calificados en el conocimiento de los circuitos agrícolas, la realidad y la perspectiva de la producción primaria de los principales rubros vegetales que han sostenido la economía agrícola regional.
El propósito del estudio fue conocer las tendencias de la producción, el comportamiento de los costos, los factores limitativos de la producción, la demanda de trabajo o empleos agrícolas, y las expectativas futuras del agricultor como empresario inversionista.
El estudio comprendió ocho zonas geografías entre las que destacan, los valles bajos de Yaracuy, las estribaciones andinas de Lara y Portuguesa, la depresión Carora, los valles medios y costa este de Falcón, valles del turbio, valles de El Tocuyo y Quibor, y Barquisimeto y sus alrededores.
Entre los principales resultados destacan los siguientes:
En materia de hortalizas, cebolla, tomate y pimentón, a lo largo de la subregión se pudo observar una tendencia a la disminución de la producción con respecto a ciclos anteriores, como consecuencia de los altos costos en insumos y servicios, pérdida de rentabilidad de los cultivos por deterioro de los precios reales y dificultades para la colocación de la cosecha, altas perdidas post cosecha por deterioro de los servicios y escases de combustible.
Esto se traduce a nivel de los agricultores en que sus expectativas a futuro en lo relacionado a mejoras en la infraestructura productiva, los servicios y las políticas públicas, sean conservadoras no optimistas para el año 2022, sin embargo a pesar de esta percepción se define claramente su determinación de seguir produciendo en forma resiliente, tratando de mejorar sus rendimientos y concertar con el Estado y con agentes privados del circuito mejores condiciones para la inversión y poder disminuir la incertidumbre.
Otro aspecto que resalta en el estudio es la disminución de la participación de los pequeños productores en la dinámica productiva regional de hortalizas, esto se explica en parte por los altos y muchas veces inaccesibles costos, ausencia de financiamiento y débil apoyo del Estado, y de organizaciones de productores que canalicen acciones de respaldo hacia los pequeños productores. Esta tendencia tiene un impacto social importante pues el pequeño productor y su mano de obra familiar tienen un peso relevante en nuestras sociedades rurales, y las pérdidas de oportunidades pudieran impactar en pobreza y hasta un posible incremento de las migraciones.
La demanda de trabajadores y generación de empleos en el renglón hortalizas también tiende a disminuir como consecuencia de la caída de la producción y de los elevados costos de campo para producir. También se observa en algunas zonas baja disponibilidad de mano de obra calificada.
Los salarios son pagados en bolívares pero referenciados en dólares al cambio. A pesar del escenario de recesión en la producción hortícola, los niveles salariales no han disminuido, por el contrario en algunas zonas se incrementaron alrededor del 10%. Esto refleja en el agricultor primario una tendencia a cuidar y reconocer su mano de obra con experiencia que es cada vez un recurso más escaso.
En el rubro café, las proyecciones de la cosecha 2021 – 2022 apuntan según la percepción local a una disminución de la producción en la región como consecuencia de los altos costos, los deficientes manejos agronómicos aplicados, los problemas de logística del transporte, carencia de organización efectiva de los productores y la caída del consumo nacional.
Sin embargo, a pesar de esta realidad puntual, las expectativas futuras de los agricultores para la inversión, recuperación de plantaciones e incremento progresivo de la producción son optimistas. Los agricultores apuestan a un mejor entorno económico internacional y de precios, así como a la recuperación del consumo nacional y se avance en las gestiones de exportación de café nacional bajo las nuevas realidades de la post pandemia.
Por otro lado, los agricultores tienen una expectativa negativa sobre las posibilidades de mejoras en la infraestructura, los servicios, y las políticas públicas en el 2022, pero asumen una cada vez mayor autonomía es sus gestiones productivas dentro del circuito.
En el rubro café sigue predominando socialmente los pequeños productores y su mano de obra familiar, sin embargo, sostener esta situación es cada vez más difícil. Urge una reconversión tecnológica para este conglomerado de agricultores para que puedan ser sostenibles, allí juega un papel clave la formación de capacidades técnicas y de organización colectiva para mejorar rendimientos y capacidad de negociación.
Por último, en el rubro maíz, cultivo que al igual que el café es de profundo impacto social, las proyecciones de cierre de cosecha ciclo invierno en el estado Yaracuy, son de disminución de la producción. Las razones son muchas pero debemos empezar por señalar que según la información local muchos pequeños productores no pudieron sembrar este año por el alto costo de los insumos, la escases de combustible y la falta de financiamiento bancario, del estado y de la agroindustria.
En otras regiones de tradición maicera, como Portuguesa y Guárico, donde existen un número importante de medianos y grandes productores, están activas importantes asociaciones de productores, y además se dieron algunos programas privados de financiamiento, se logró un crecimiento modesto de la producción.
Las expectativas futuras de los agricultores sobre el rubro maíz, reflejan una posición pesimista hacia los cambios institucionales y de servicios, pero a su vez se ha fortalecido una visión optimista sobre el futuro del rubro sus precios ya internacionales y sus posibilidades técnicas de mejorar los rendimientos actuales. Eso se puede traducir en una positiva propensión a invertir en el rubro y a un aumento de la producción en los próximos ciclos.
Al igual que en el café los salarios en el rubro maíz se pagan en bolívares pero referenciados o anclados al dólar. A pesar de la caída de la producción de la región, los salarios se mantuvieron y hasta aumentaron en las unidades de producción más activas.
El estudio también comprendió otros rubros como la caña de azúcar que logro mantener sus niveles de producción de la zafra pasada y se percibe una positiva iniciativa de invertir para seguir recuperando el sector azucarero, muy golpeado por el incremento de los costos, la escases de combustible, la caída del consumo nacional y la importación en condiciones desfavorables para la producción nacional, de azúcar refinada.
Como aprendizaje de la experiencia generada en este estudio, se puede concluir las siguientes cuestiones básicas.
1.- En la subregión Lara, Yaracuy y Falcón, la producción vegetal en el año 2021, se mantuvo estancada con tendencia a disminuir en importantes rubros, según la percepción de productores y técnicos locales para noviembre del presente año.
2.- Las expectativas futuras de los agricultores, a pesar de que no esperan mejoras importantes en el área infraestructura, servicios y políticas públicas, apunta a mantener y hasta fortalecer su propensión a invertir y recuperar en parte los espacios perdidos en los cultivo.
3.- Los problemas más importantes que limitan el desarrollo de la producción vegetal en la región son, los altos costos que limitan acceso a los insumos, la ausencia de financiamiento y de organizaciones colectivas de agricultores, la limitaciones de los servicios y el combustible, la caída del consumo nacional y la pérdida de rentabilidad de muchos rubros.
4.- La apertura económica, la dolarización de la economía, la ausencia de controles de precios, y la importancia que han cobrado las dinámicas positivas de precios internacionales en nuestra agricultura nacional, han favorecido las expectativas futuras del productor.
5.- Urge fortalecer a las organizaciones de agricultores y las políticas públicas, para promover las mejoras educativas y tecnológicas necesarias para que el pequeño productor pueda mantenerse en forma sostenible y autónoma en los diferentes circuitos agrícolas. Para ello la concertación Estado – Productores – Agroindustrias es fundamental.
Economista Agrícola Nerio Naranjo M. Profesor titular del decanato de agronomía UCLA. Miembro promotor de la Red Agroalimentaria de Venezuela.
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