El adiós a un Maestro Alirio Ocanto
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- 06/02/2018
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Nacido en Julio del 44 contaba ya 74 años muy bien vividos entre recitales, serenatas, conciertos y su eterno amor al arte musical venezolano. Con èl se va una época que bien podría considerarse de oro para la farándula trujillana y el folklore nacional.
Alirio Ocanto Maestro que derrochó su maestría se durmió para siempre la noche de éste 2 de febrero, después de una larga enfermedad que nunca lo hizo rendirse, pues hasta el último momento lo acompañó su buen humor y su inquebrantable amor al arpa llanera.
Desde muy joven le nació su inquietud por la mùsica al lado de sus hermanos y personajes como “Pepé Arias” y Chemari Arias, su formación como pionero en Trujillo en el arte de ejecutar el arpa lo llevó a ser el más pedido para amenizar veladas criollas al lado de Magdalena Sánchez, La novia del llano Adilia Castillo, Don Mario Suárez, Antonio Heredia, Enrique Rivas y Victor Alvarado el cantor de Isla de Toas, que al lado de Alirio hizo largas temporadas en la floreciente ciudad de las 7 colinas.
Pioneros de la nostalgia
Antes de Alirio se cuentan a Jesus “Chuy” Valero, Nacho Barazarte Oscar Valbuena y el mundialmente famosos Nelson Alizo como pioneros del arpa criolla en estas tierras andinas, pero sin duda fue Alirio quien se tomó más en serio esta tarea de ser el conductor de todo un movimiento por el que pasaron Franco Acosta, Beto Carreño, Adalberto Cepeda, Maria Blanco, Goyo Albornòz, Chucho Hernández y su sobrino Freddy Hernández, Oswaldo Poco Pelo,Torres, Jackeline Montilla, su hermano Rigoberto y tantos otros que debutaron con el arpa de Alirio en los programas de aficionados de la vieja y recordada Radio Valera.
Con nostalgia recordamos aquella sana competencia cuando Alirio y su grupo Armonìa era el dueño y señor de la tarima de la fuente de Soda Central, administrada por José Manuel Lozada y el amigo Milla, como olvidar que también por su lado José Amaya y su “Sentimiento Criollo” hacia lo propio en un Nigh Club denominado “Don Nicolás”, con sus cantantes Chalo Ruiz, Armando José y el barinés Alexis Rodríguez y Enrique Matheus deleitaba los festejos criollos con su grupo “Caña Brava” con las voces de Vicmalia Ortìz y Freddy Hernàndez, mientras, en el lejano Boconó Don Nacho Barazarte escribía una maravillosa historia con sus arpegios en las famosas “Noches Boconesas” “Fue una época inolvidable”, así lo describe José Gregorio Delfín y Tomás Gil quienes como bajistas desfilaron por estas agrupaciones.”Recordamos a Lacho Celaya el maraquero del grupo de Amaya, un apureño que se quedó en Trujillo, el amigo Ramiro Gonzàlez que siempre le apasionò tocar el arpa, el Profesor Zambrano y el bajista Livio arias que al igual que su tío se ganó el cariño y la admiración de todos y hoy es un reconocido productor musical en Caracas”.
Muchos años después apareció Oswaldo Escalona y sus hermanos quien fue traído desde Barquisimeto por Cupertino Cañizalez para amenizar los fines de semana en “El establo” negocio ubicado en El Hatico vía Carmania por donde desfilaron todas las luminarias del canto criollo.
Era Valera en ese entonces una autentica sinfonía, una serenata eterna e interminable que el público disfrutaba a plenitud dando como pago el mejor de sus aplausos. Hoy vale la pena preguntarse sin con la partida de Alirio se irá esa Valera ya de manera definitiva, porque quienes nos duele aceptar que esta historia quedó sólo como una pagina de una crónica, sentimos que se nos ha ido poco a poco para no regresar jamás.
Otro infaltable en estas citas criollas y románticas era Silvestre Segovia y el Dr. Cabrita que siempre aparecían como buenos declamadores a poner el toque magistral a la fiesta, se suman el popular Ariel Jiménez y una pléyade de seguidores que aunque no cantaban, no se perdían ni una velada de Alirio Ocanto.
Alirio contaba orgulloso sus anécdotas con tantos cantantes a quien acompañó como Freddy López, Anita Morillo, Belquis Palencia, Eleazar Agudo, Antonio Heredia y tantos otros que al saber que venían a Valera no se preocupaban por arpista pues se sentían bien respaldados por Alirio y su conjunto.
Músicos como Cheo García, su hermano Andrés Ocanto, el fallecido Gonzalo Rangel entre otros siempre recordaban a Alirio por sus chistes a flor de labios. “Alirio nunca se vio molesto, a todo momento cargaba un chiste y una gracia singular para contarlo”
Entre los galardones recibidos cuenta El Mara de Oro, Andino de Oro, Prestigio de Venezuela,Conticinio de Oro y un sin fin de homenajes que en vida le tributó el ateneo de Valera, la Universidad del valle de Momboy y la Coordinación de Cultura del estado Trujillo.
Cosas que pocos saben
En una temporada que Alirio Ocanto decidió separarse de la música, se retiró a La Puerta en una casa de la familia donde se dedicó a desarrollar otra expresión artística; la talla en madera, allí logró destacarse con sus prodigiosas manos, captando, figuras, rostros y semblanzas maravillosas que fueron llevadas a varias salas de exposición a nivel nacional.
Otro secreto de Alirio fue su forma muy personal de afinar el arpa, que le permitía que el instrumento sonara con una claridad y nitidez envidiable, primero que nunca usó uñas postizas, sólo naturales y a diferencia del resto de los arpistas no colocaba el “LA” en la tercera cuerda sino en la cuarta, por cierto que Alirio siempre conservó hasta el final de sus días un arpa que le compró a Magdalena Sánchez en una de sus primeras giras realizadas a Valera.
Como se despide a los grandes despedimos a Alirio, cantándole sus pasajes “Torrealberos” que tanto le encantaban ya que siempre fue un seguidor y admirador del Maestro Juan Vicente, por allí desfilamos todos los que de algún modo siempre reconocimos su humildad, talento, sencillez y nivel de compromiso con la causa del folklore venezolano. Adiós Maestro Alirio, tus arpegios seguirán arrullando a tu Valera querida que tantas veces escuchó tus serenatas.
Prensa Sicip / José Monagas